COMBATE MEDIEVAL
Regreso a la Edad Media
El combate medieval es un nuevo deporte nacido en Rusia hace veinte años. El Castillo de Belmonte (Cuenca) acogerá el Mundial del 1 al 4 de mayo.
Al grito de guerra almogávare “¡Desperta ferro!”, lanzado a pulmón por el capitán del equipo español, Cristian Bernal, le sigue el atronador rugido “¡Aur, aur, aur!” del resto de combatientes, que recuerda a la película 300, aunque no van ataviados como espartanos, sino como caballeros de los siglos XIV y XV. Lo que viene a continuación es ruido de aceros, golpes espeluznantes de espadas y hachas romas que impactan con violencia en yelmos, escudos y armaduras de 30 kilos. Una batalla de otros tiempos. Son las prácticas de la Selección de combate medieval en el Castillo de Belmonte.
El combate medieval es un nuevo deporte nacido en Rusia hace veinte años, que ha elaborado un reglamento, ha creado una Federación Internacional y busca su expansión. Cristian Bernal y Enric Giménez son los pioneros españoles, los primeros que salieron al extranjero a pelear y los creadores de la Liga Nacional y de un equipo que ya supera los cuarenta integrantes. En consecuencia, también los artífices de que Belmonte (Cuenca) vaya a acoger el Mundial, del 1 al 4 de mayo, con 500 luchadores de 17 países, que convivirán en un campamento en las faldas del castillo.
El primer requisito para practicarlo es disponer de una armadura, un casco y un arma “que tengan un origen histórico demostrable, en un periodo y región”, explica Bernal. El equipamiento no puede encontrarse en España. “Hay que encargarlo en el Este, sobre todo en Ucrania, y puede costar entre 1.000 y 1.500 euros”, cuenta Pili Fernández. También hay batallas femeninas.
Las modalidades oficiales son combates de cinco contra cinco (los hay hasta de 21), que se rebajan a tres en las chicas, y duelos individuales en tres categorías: escudo y espada, mano y media, y dos manos. “Nosotros nos estamos volcando en el cinco contra cinco”, aclara Bernal. Ahí se trata de derribar a los contrarios por cualquier medio: “Vale casi todo: empujones, patadas, golpear con el arma, con el escudo... Sólo se prohíben estocadas y pegar en pies, articulaciones, nuca y verticalmente en la columna vertebral”.
Al margen de estas limitaciones, los luchadores se ejercitan con rotundidad. “Parece violento para el espectador, porque son peleas con armas de acero en permanente contacto, pero el reglamento es muy estricto, vela por la seguridad. Si hay alguien agresivo, se le expulsa”, cuenta el capitán español.
¿Y qué se siente cuando te golpean con un hacha en la cabeza?. La pregunta va dirigida a Pili, de 21 años: “Depende del yelmo, notas más o menos el cimbronazo, pero con la adrenalina casi ni te enteras. Es un deporte muy seguro, hay más lesiones en fútbol o en rugby. Aquí te pegas todo lo fuerte que quieras, luego te abrazas y te vas a tomar una cerveza”