GOLF | PGA
El inventor del 'dufnering' conquistó su primer major
Jason Dufner, conocido por su moda en las redes de posar en postura de no hacer nada, logró el PGA: "A partir de ahora tendré más presión".
En el lenguaje coloquial de Estados Unidos "dufnering" significa hacer el tonto, el idiota y el memo generalmente rodeado de niños inteligentes. Jason Dufner puso de moda el término, que causa furor en las redes sociales. El ganador del PGA colgó una foto de él apoyado contra la pared sin hacer nada. Pronto seguidores y compañeros como Luke Donald, McIlroy o Pablo Larrazábal han colgado fotos similares en honor al 'dufnering'. A partir de ahora también será conocido como un estilo de ganar un 'major' del golf con calma, precisión, control y dominio casi absoluto.
Jason Dufner ha conquistado el torneo más importante de su carrera por dos golpes de diferencia a pesar de terminar el 95 Campeonato de la PGA de Pittsford, en Nueva York, con dos bogeys seguidos en los últimos dos hoyos. Jim Furyk acabó en segunda posición, también con dos bogeys en los hoyos 17 y 18, de un campeonato en el que Tigre Woods jugó sin duda uno de los peores majors de su carrera en el que ha pasado el corte y acabó en la plaza 40 con una tarjeta final de +4. Igual de mal estuvo Phil Mickelson, el ganador del Masters, que terminó en el puesto 75 y un nada digno marcador de +12.
Dufner debería quitar inmediatamente los vídeos que hay en Internet de él haciendo "dufnering" y cambiarlos por los magistrales golpes en el hoyo 8 o en el 16 del Oak Hill Country Club donde colocó la bola a menos de dos metros del hoyo. "La victoria me va a dar más fama", dijo el ganador de la PGA que se llevó 1,4 millones de dólares de premio y que celebró el triunfo muy tranquilo. "Hay otros deportes donde los ganadores están más excitados, saltan al meter una canasta o aplauden y corren al conseguir un homerun. El golf es algo más aburrido", aseguró.
Dufner comenzó el día un golpe por detrás de Furyk, al que superó pronto con tres birdies en los primeros ocho hoyos y luego supo mantener la ventaja. "Desde el principio estaba muy calmado y relajado y con el paso del tiempo me sentí muy bien. No he tenido altos ni bajos en los cuatro días y eso me ha ayudado", aseguró el campeón. Furyk volvió a perder un torneo el domingo, estuvo muy dubitativo y sus primeros golpes no encontraron casi nunca el centro de la calle. "He dado todo lo que llevo dentro y no estoy defraudado". Aunque reconoció que a su edad, con 43 años, y con el empuje de los jugadores que llegan más jóvenes se acaban las oportunidades para obtener los grandes trofeos. "Hay cuatro oportunidades para ganar los majors cada año, la presión aumenta y las posibilidades de ganar son cada vez más complicadas", afirmó.