Laird se impone y McIlroy se luce a cuatro días de Augusta

Rory McIlroy ha despertado. Lo ha hecho la semana justo antes del Masters de Augusta en el Valero Texas Open donde logró ser segundo, a dos golpes del escocés Martin Laird, que hizo una escalofriante ronda final de 63 golpes en el TPC San Antonio. El norirlandés comenzó dubitativo en el primer día, pero a la jornada siguiente encontró el paso haciendo un 67 (-5) con siete birdies. Rors empezaba a parecerse al chico que dominaba el mundo en 2012. En la tercera sesión volvió a estar gris (71), pero en la última, la que dicta quién es un superclase o no, estuvo soberbio con 66. “Esta es la sensación que quiero tener de cara al Masters”. Eso sí, le faltó la regularidad en las cuatro jornadas para superar al iluminado Laird, que, a los 30 años, suma su tercer torneo en el PGA Tour.

McIlroy ha necesitado cuatro meses para domar sus palos Nike que estrenó en enero, aunque ya parece tener el asunto más controlado. Los últimos retoques los hizo en Semana Santa cuando se quedó en Palm Beach (Florida) entrenándose. “No estuve realizando entrenamientos técnicos, sino más bien me dediqué a jugar y jugar… Siento que hice un buen trabajo. Acabé muy contento”, decía el exnúmero uno mundial, que sólo había sido 45º en el Shell Houston, su anterior torneo. En Texas, la imagen fue bien diferente. Su juego largo fue muy bueno (301 yardas de media con el driver) y el putt tampoco desentonó.

A partir de este miércoles en el Augusta National le espera  Tiger Woods, pletórico tras llegar al número uno del mundo. Ya lo llaman el duelo del siglo. Allí estarán Sergio García, Gonzalo Fernández-Castaño y Chema Olazábal, el hombre de las dos chaquetas verdes.