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ARNOLD PALMER

Tiger regresa al número uno

Tiger Woods se llevó por octava vez en su carrera el Arnold Palmer Invitational y desbancó a McIlroy del número uno mundial, al que vuelve 877 días después.

Tiger Woods y Arnold Palmer, dos mitos.
DAVID CANNONAFP

Han pasado 877 largos días, pero Tiger Woods es de nuevo número uno del mundo. Ni los tornados, ni la tensión, ni Fowler, ni Rose impidieron que, a sus 37 años, el Tigre ganase por octava vez en su vida el Arnold Palmer Invitational en Orlando (Florida), un título que le sirve para desbancar al precoz Rory McIlroy de la cima.

Clasificación

1. Tiger Woods (EE UU), -13 2. Justin Rose (Ing), -11 3. G. Fernández-Castaño, -8 -. Mark Wilson (EE UU), -8 -. Keegan Bradley (EE UU), -8 -. Rickie Fowler (EE UU), -8 7. Thorbjorn Olesen (Din), -7 8. William McGirt (EE UU), -6 -. Henrik Stenson (Sue), -6 -. Bill Haas (EE UU), -6

Tras la salvaje tormenta que asoló Bay Hill el domingo y que dejó a Tiger jugar sólo dos hoyos, el californiano volvió a la carga por la mañana temprano este lunes. Vestido de rojo y negro, sus pinturas de guerra, sacó de nuevo su mejor versión; infalible en el drive, metiendo putts a cinco metros como si estuviesen a uno, y con ese aspecto hierático, casi robótico. Hoyo a hoyo, con calma, fue minando la moral de sus rivales (Fowler se fue al agua), y convirtió su vuelta final en un paseo militar. En el green del 18, donde casi mete un putt de ocho metros, le esperaba el Rey Arnold Palmer, a sus 83 años, para devolverle a la gloria.

Esta es su tercera victoria del año (ganó en Torrey Pines y el Cadillac) y la 77ª de su carrera en el Circuito Americano, a sólo cinco del récord absoluto de Sam Snead (82). Eso sí, le ha igualado en ser el hombre que más veces ha ganado un mismo torneo: ocho (Snead venció en Greensboro con 52 años). “Esto es fruto del esfuerzo y del trabajo y de la capacidad para mantenerme ahí”, decía Tiger, en la Casa Club de Bay Hill.

Atrás quedan los sucesos de noviembre 2009, cuando, tras un accidente de coche, se hicieron públicos sus líos de faldas (le salieron decenas de amantes), su matrimonio con Elin Nordegren se desmoronó y Tiger abandonó el golf durante cinco meses. Volvió, pero su juego no iba y dos años después, en 2011, naufragaba hasta el puesto 58º del ránking mundial. Su técnico le abandonó. Estaba perdido y reseteó el sistema. Empezó desde cero. Cambió de entrenador y puso su swing en manos del gurú Sean Foley, cambió de caddie (ahora va con Joe LaCava) y comenzó a despegar. El año pasado ganó tres torneos. En 2013 se ha enamorado de la campeona olímpica de esquí Lindsey Vonn y el 25 de marzo su vía crucis ha terminado. Ya es número uno de nuevo.

En su anterior reinado, Tiger fue líder mundial durante 623 semanas (281 de ellas consecutivas), y ganó 14 majors, a cuatro de la plusmarca de Jack Nicklaus (18). Ahora empieza una nueva era en la que se topará con Rory McIlroy, que ha comenzado la temporada algo descentrado y en período de adaptación a sus nuevos palos Nike, los mismos de Tiger (dejó Titleist por un contrato millonario). El norirlandés juega esta misma semana en Houston y puede recuperar la corona, pero el gran duelo está servido del 11 al 14 de abril, cuando ambos medirán sus fuerzas para ganar la chaqueta verde del Masters de Augusta.

Hay que destacar en este Arnold Palmer el papel de Gonzalo Fernández-Castaño que terminó tercero, en lo que es su mejor actuación en el Circuito Americano.