Gales pone a prueba hoy en Edimburgo a la rebelde Escocia

Murrayfield aguarda lleno esta tarde el tercer partido consecutivo de Escocia ante su público. El detalle no es menor porque el estadio nacional escocés rara vez en los últimos años ha mostrado el entusiasmo que ahora rodea al sorprendente equipo de Scott Johnson. En realidad, espera la tercera victoria consecutiva, esta vez frente a Gales, otro equipo reanimado, otro equipo con técnico interino y otro equipo que aspira todavía a evitar la victoria en el torneo de Inglaterra o, al menos, el Grand Slam: el último día de este Seis Naciones recibirán a los de la Rosa en Cardiff.

Quién sabe cuanto habrá en juego ese día, aparte de los orgullos, que en el rugby nunca se rinden. Escocia no gana tres partidos seguidos en el Torneo desde 1996. Gales sólo ha perdido un partido de sus últimos ocho en el 6N, el que abrió esta temporada con Irlanda. Además, en sus últimos diez enfrentamientos con Escocia sólo ha caído una vez: 21-9, también en Murrayfield, en 2007, un partido sin ensayos. Los precedentes más cercanos favorecen a Gales, pero Escocia se ha revelado como un equipo ajeno a los pronósticos y el dictado de los números: gana sin la posesión y sin el balón, con apenas 12 minutos de media de pelota por partido. A Italia la abatió en cuatro contraataques; a Irlanda, con una remontada de corazón caliente y pie helado, el de su medio de melé Laidlaw.

A su favor, Gales tiene el valor de su excelente trabajo en los puntos de encuentro y en la conservación de la pelota. Vuelve Warburton como flanker, aunque la capitanía la seguirá luciendo su mejor hombre delante en este Seis Naciones, Ryan Jones. Atrás, el juego total de Halfpenny como zaguero y la potencia ofensiva de toda su línea suponen un escalón más para la rebeldía formal de los escoceses. Johnson solo hará un cambio significativo, la entrada de Weir como apertura en el puesto de Ruaridh Jackson.

El sábado lo completan en Dublín Irlanda y Francia. El encuentro entre dos equipos perdidos en este torneo. Este partido estaba considerado de antemano un paso de exigencia para la supuesta candidatura de ambos al título, pero la irregularidad verde, con el agregado de las lesiones, y el extravío francés han dejado un choque incierto. Sobre todo para sus entrenadores, Kidney y Saint-André, cuyo futuro está en sería cuestión. Francia aún tiene que ganar un partido. Irlanda, restaurar su orgullo. Los dos aperturas, Paddy Jacskon y Michalak, reinstaurado por Saint-André, han centrado la atención previa de un cruce que, pese a todas las circunstancias y lo que diga la clasificación, siempre ha sido un partido mayúsculo en el Seis Naciones.