Segundo día, segunda medalla. Y en esgrima, donde no nos habíamos estrenado. El día, que empezó con la fijación del baloncesto, fue virando el interés hacia la aventura de José LuisAbajo, de nombre artístico Pirri, que nos pegó ante el televisor primero en su semifinal con Tagliariol, después en el asalto por la medalla ante Boczko. De repente, la esgrima entra en el repertorio colectivo de aficiones nacionales. Nos hemos enterado además de que es deporte nuestro, de que fue España el primer país que reglamentó esta actividad como deporte. Y ahora hasta tenemos otra vez a un Pirri como héroe.
Medalla cien de la aventura olímpica española, según el COE. Medalla 99 de España, según el COI, al que habrá de creer, porque en definitiva es el COI quien las concede. La discusión está en una remota prueba de tiro de pichón en 1900, en el que alcanzó el segundo puesto el Marqués de Villaviciosa, uno de los grandes pioneros de nuestro deporte, el primer hombre que escaló el Naranjo de Bulnes, entre otros méritos. Aquello, según los tratadistas más serios, no estaba incluido en el programa olímpico de París 1900, sino que era un concurso paralelo. Y, de hecho, el COI no nos la tiene registrada.
Yo recomendaría al COE que extremara el escrúpulo en este caso y que, si no es medalla olímpica, lo acepte así. Hoy en día, por fortuna, ya no faltan. Desde Barcelona 92, España gana medallas con cierta facilidad, y me parece que ahora más que nunca. Al segundo día llevamos una más que en aquellos felices JJ OO barceloneses. Y da la impresión de que hay muchas posibilidades abiertas, algunas tan desconocidas como eran hasta ayer la esgrima y este feliz Pirri que hoy invade portadas. España tira tanto el dado que en cualquier momento sale el seis. Me pregunto dónde saltará la próxima liebre.
