Suráfrica tendrá por primera vez un seleccionador negro

El último servicio de Jack White al rugby surafricano tras ganar el pasado Mundial fue denunciar "masivas presiones políticas para convocar jugadores atendiendo al color de su piel y no a sus méritos deportivos". White señalaba con ello a Buthana Komphela, responsable de la política deportiva del Parlamento, quien advirtió que "la selección tiene demasiados blancos y hay que transformarla para incorporar más negros". Buthana amenazó con retirarla si la formación no llevaba la suficiente cantidad de negros, pero White se negó y renunció a firmar su renovación con los springboks posteriormente. En Suráfrica el 80% de sus 47 millones de habitantes son negros, un 10 blancos y otro 10 mestizos, porcentajes que no se corresponden con las proporciones del rugby, deporte de blancos. Durante los últimos tiempos en el rugby surafricano se habló de "cupos". Sin embargo White no transigió: "Lo mío es el rugby, no la política. Conmigo juegan los mejores sin distinguir el color de su piel".

Clásico. Tras el adiós de White, surgió una lista de candidatos: Chester Willians, Allister Coetzee, Peter de Villiers y Heyneke Meyer. Los tres primeros negros y el favorito (Meyer), blanco. Al final ganó De Villiers, "tras una decisión en la que han pesado otros criterios además del deportivo", admitió Oregon Hoskins, presidente de la SARU. De Villiers es un medio melé de la vieja escuela springbok, un técnico de cantera, un hombre de la casa, el Iñaki Sáez del rugby surafricano. Y es negro. Y esto, que no debería ser noticia, lamentablemente es lo más noticiable.