Opinión Tomás de Cos

Allez Justine

Tomás de Cos
Director adjunto de estrategia en Diario AS. Media vida en AS.com como redactor, bloguero, portadista, jefe de producto, editor jefe de América, subdirector o director de estrategia digital y expansión internacional. Impulsor de las ediciones internacionales de AS y sus verticales. Amante del deporte y sus valores. Fanático del tenis.
Actualizado a

No ganó la más alta. Ni la más guapa. La pequeña belga Justine Henin-Hardenne tampoco es la más espectacular y glamurosa del circuito de la WTA. Ni la que más duro golpea la bola, ni la más elástica, ni la más veloz. Pero en el Madrid Arena volvió a coronarse número uno frente a los aullidos de la mediática Sharapova en el choque de semifinales. Y se vengó de Mauresmo después –la francesa se había impuesto en el cruce de la liguilla- en la gran final: un duelo entre las dos raquetas con más talento de los últimos tiempos.

Noticias relacionadas

Justine Henin-Hardenne, nacida durante el Roland Garros de 1982, sacó todo su carácter para mandar en cada punto. Montándose sobre la pelota como sólo ella sabe hacer, haciéndola correr de manera endiablada. Forzando las piernas de su rival sin piedad y buscando la red en cada oportunidad. Haciendo gala de la gama de golpes que la convierte en la tenista más completa. Y sabiendo sobreponerse a los destellos del juego de Mauresmo sin rendirse. Hasta llevarse el más bello duelo de reveses del tenis femenino.

Su vuelta al número uno es sin duda una buena noticia, como lo es la buena impresión que las tenistas se han llevado del torneo y que Madrid vaya a volver a ser sede del mismo en 2007. En el año en que Sharapova enamoró al Madrid Arena y Hingis volvió a la élite, la pequeña gran belga se coronó ‘Maestra’. Sin duda el ‘glamour’ ha ayudado al crecimiento de la WTA pero nunca lo hizo tanto como el auténtico talento. ¡Allez Justine!

Te recomendamos en Polideportivo