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Volvió el mejor tenis

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En vísperas de que arranque el circuito de los Masters Series en Indian Wells, ciudad californiana repleta de campos de golf y con la mayor proporción de millonarios de los Estados Unidos de América, Roger Federer y Rafa Nadal se volvían a ver las caras con una red de por medio. En esta ocasión en la final, dónde si no, de Dubai (Emiratos Árabes), otro de los puntos del globo con más billetes por cabeza y metro cuadrado. Desde que Nadal apeara al indiscutible rey del tenis actual en las semifinales de Roland Garros no habían vuelto a coincidir, ya que la lesión de Nadal, sufrida o agravada mientras desarmaba los palazos del croata Ivan Ljubicic en la final del Masters Series de Madrid, impidieron al balear pelear por su primera Copa Masters en Shangai.

Sin embargo, el tesón infinito de Nadal –que confesó incluso haber pensado en la retirada a causa de los dolores- ha vuelto a premiarnos con el mejor duelo deportivo del momento. Lo de Federer es simplemente para quitarse el sombrero. Pese a sus sentidas lágrimas al cosechar su segundo Abierto de Australia, las que mostraron su lado humano, colecciona triunfos como quien guarda en un bote los céntimos sobrantes que se va encontrando en los bolsillos. Un duelo sin las frías distancias -léase ventajas- impuestas por la mecánica en la Fórmula Uno, sin el habitual ambiente de crisis (casi de tragedia) que se respira en el fútbol cuando el eterno rival disfruta de las mieles del éxito. Un duelo sin posibilidad de apoyarse, borrarse o esconderse tras un compañero más inspirado. De protagonista a protagonista, sin excusas.

En esta ocasión salió cara. Nadal (2-6, 6-4, 6-4) contuvo mejor los nervios, manejó mejor la estrategia -mermando la moral de su oponente- y anduvo más listo y valiente en los momentos decisivos. Por eso acabó alzando los brazos y apretando los puños para sí, celebrando consigo mismo la merecida victoria. La dimensión del rival lo justifica y magnifica todo.

Sin embargo, la realidad no cambia gran cosa. Sólo se trata de un asalto más de los muchos de los que consta el combate entre el aspirante al cetro mundial del tenis y el vigente poseedor del mismo. El 2005 acabó con una estrecha victoria a los puntos para el suizo de oro (2-1 en los Grand Slam, 4-4 en Masters Series y empate a 11 en el cómputo total), el 2006 (2-1) sólo acaba de empezar.