Ciclismo | Un veterano en paro
El primer año en blanco del decano Miguel Moreno
Miguel Moreno, de 65 años, ha pasado su primera temporada sin equipo en el moribundo 2005, tras 37 campañas seguidas como director. Desde que empezó en 1968 en La Casera-Bahamontes, por sus manos han pasado Agostinho, Lasa, Tamames, Juan Fernández, Kelly, Virenque, Berzin...
El año 2005 da sus últimas boqueadas. Ha sido el primer año sin Miguel Moreno como director, tras haber estado 37 temporadas ininterrumpidas al frente de algún equipo. Comenzó en 1968 en La Casera-Bahamontes, con el mítico Fede como mánager. Y desde entonces ha presenciado cambios radicales en el pelotón.
"¿El cambio principal? Muchos... Quizá que antes había un médico para todos en la Vuelta, que era Iñaki Salinas, de Lekeitio. Cada ciclista hacía su preparación a su aire, según sus sensaciones", explica Moreno.
Inevitable hablar de dopaje. Y más con alguien que dirigía al Festina en el Tour 1998. "Lo pasé mal. Me citó la policía como testigo y me encerró un día en un calabozo. Desde entonces hay más concienciación. El dopaje es algo social y una cuestión de reflexión para médicos, ciclistas y directores".
Más cambios. "Hasta 1992 no había Seguridad Social ni ningún seguro. A mí se me mató Jesús Huertas en 1979 en Caboalles. Había que pagar la funeraria, así que me dije: 'Miguel, si tú no tienes narices a llevar a este chico a Albacete, tú que estás vivo...' Me costó 115.000 pesetas de mi bolsillo".
Uno de los mayores progresos se ha vivido con la tecnología. "Ahí hemos evolucionado mucho, más que el fútbol, donde se ven cosas horrorosas porque sigue muy anticuado... Nosotros tenemos el transponder, la foto-finish, las emisoras...".
Y el famoso pinganillo, que Vanderlei Luxemburgo reclama para el fútbol. "No le quita encanto al ciclismo, al revés. Antes tenías que inventar cosas. Bahamontes decía a los chicos: 'Si me quito la gorrilla, atacad; si levanto la mano, no sé qué'. Se tenían contraseñas para despistar al enemigo".
O el teléfono móvil... "Si lo hubiera tenido en el Dauphiné Liberé de 1972, no hubiera perdido a un ciclista. Tomás Mistal se cayó y se lo llevó una ambulancia. Pasaron dos o tres días hasta que lo encontré esperándonos en una clínica. Otra vez se nos perdió el furgón con las maletas en Francia y los ciclistas acabaron con ropa prestada. Lo encontré en un hotel en obras. Me acerqué y vi que uno de los albañiles era el masajista Ángel Gómez. El furgón se había averiado y lo habían empleado para poder subsistir".
Y hay más... "Antes te tenías que limpiar la bicicleta, muchas veces con las sábanas o en las duchas del hotel. No había camiones y las dejabas en el restaurante. No se podía beber agua en carrera y había que parar en fuentes o bares...". ¡Cómo hemos cambiado en 37 años!