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Federer-Nadal, una final anticipada

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El tenis a veces resulta así de caprichoso. El esperado duelo entre los dos tenistas más en forma del 2005 tendrá lugar el próximo viernes y no el domingo, como firmaría todo buen aficionado. Pero el deporte de la raqueta tiene sus propias reglas y entre ellas una particular forma de fijar la posición de todos y cada uno de los cabezas de serie. Y no hay forma de que el primer y el cuarto favorito vayan por la misma parte del cuadro.

Sea como fuere, la exigente tierra batida de la pista central ‘Philippe Chatrier’ acogerá el partido más brillante que se puede ver hoy en día, como quedó de manifiesto en la agónica final del reciente Masters Series de Miami. Un duelo de estilos bien diferenciados: el clasicismo y la exquisitez técnica del suizo se medirá con las piernas y los ultra liftados golpes del español; la tranquilidad de Federer frente a las exageradas celebraciones y los gritos de ánimo del racial Nadal. Salvando las distancias, una especie de reedición de los míticos enfrentamientos Borg-McEnroe o Borg-Connors.

Ambos han llegado hasta la penúltima ronda tras liquidar los cruces de cuartos de final en tres sets. Nadal, tras vencer al valenciano David Ferrer, que acusó en exceso el cansancio acumulado por su partido contra Gastón Gaudio, por 7-5, 6-2 y 6-0. Poco antes, Federer acababa con el sueño del gigante Hanescu (6-2, 7-6 y 6-3), que ansiaba emular al gran Ilie Nastase, último jugador rumano presente en las semifinales de Roland Garros, allá por 1973.

"Federer es favorito porque es el número uno", ha afirmado el humilde y práctico Nadal. Una verdad a medias con la que el manacorí trata de deshacerse de cualquier indicio de presión. No hay duda de que alcanzar las semifinales en su primer contacto con la tierra parisina es ya todo un logro, ni de que Federer, con su apabullante récord de esta temporada (46 victorias y 2 derrotas), es el jugador más completo del circuito y está en condiciones de ganar –no ha cedido un sólo set en lo que va de torneo- el único Grand Slam que no figura en su palmarés. Pero tampoco cabe olvidar que el balear, pese a su buena adaptación a otras superficies, es el mejor jugador sobre polvo de ladrillo en lo que va de año, donde ya suma 22 victorias consecutivas. Y que el hecho de ser un debutante tan sólo se debe al infortunio de las lesiones, que le impidieron hacerlo en las dos anteriores ediciones.

El extraordinario estado de forma de Nadal, su mayor gusto por la tierra, su desmedida ambición y su condición de zurdo conceden al nuevo "prodigio del Cola Cao" las mismas opciones de victoria, sino más, que al suizo de oro. Tiene menos que perder y mucho más que ganar. Sólo resta disfrutar con la final soñada, aunque sea por anticipado.