El suizo, siempre con permiso del bombardero Roddick, parece enfilado hacia la renovación del título que le propulsó al número uno mundial. Pero por encima de los resultados, el suizo está llamado a marcar una época, por su exquisita técnica sin comparación posible en la actualidad-, su gran juego de pies, su agresividad, su potencia y su mentalidad ganadora. Un jugador contundente desde la línea de fondo y definitivo en la red, el jugador total.