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Con los once que arrasaron al Milán

Con buen tino, Irureta saca esta noche en Oporto a los once héroes que arrasaron al Milán, en el que para mí ha sido el partido más singular de esta Champions hasta ahora. Cuatro a cero al campeón, al favorito, y ello fruto del continuo desarrollo de una superioridad en todas las facetas del juego. Un partido para pensar que la perfección existe. Un partido para pensar que el sueño es posible. Esa foto de Fran echando la red a la Champions resume la ilusión de todo el fútbol español, representado por ya largo milagro que es el Depor, ese magnífico invento de Lendoiro.

Y de Irureta. Un entrenador que maneja bien una plantilla larga, aunque sea a cambio de tragarse desplantes y hasta algún cabezazo. Mejor tragar saliva que perder a un jugador, habrá pensado varias veces. Y así ha ido sacando adelante el grupo, en el mejor ejemplo conocido de lo que son las rotaciones. Difíciles de llevar a cabo, porque el jugador quiere sentirse titular, y cuando hay muchas rotaciones son pocos los que se sienten de verdad titulares y muchos los enfadados. Pero Irureta sabe que un objetivo superior permite echar pelillos a la mar con las pequeñas cosas de cada día.

Pero, ojo, que el grupo de enfrente tiene otro gran conductor, Mourinho. Aquí le conocimos como asistente de Robson, pero desde entonces ha crecido mucho. El año pasado, el Oporto ganó Liga, Copa y UEFA, todo lo que jugó. Ahora le falta un punto para ganar la Liga, es finalista de Copa y en la Champions tiene también una muesca ilustre en la culata de su revólver, la que corresponde el Manchester. Mourinho tiene una mezcla heterogénea de jugadores de distinta categoría y pelaje, pero funciona. Así que no estamos ante una semifinal plebeya, sino ante una semifinal grande.