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Un Madrid pletórico; un Barça convaleciente

Pocas veces encaramos las vísperas del gran clásico de nuestro fútbol con tanta diferencia en juego, prestigio y ánimo entre uno y otro equipo. El Madrid es líder, muestra la desenvoltura del superior y se permite incluso ganar partidos ahorrando esfuerzos. El Barça, en contra, está metido en la zona media de la tabla, donde comparte casilla de puntos con el Mallorca, el Valladolid, el Racing, el Málaga y el Villarreal... Acaban de meterle cinco goles en La Rosaleda, le falta su jugador talismán y el entrenador suma a sus muchas dudas crónicas la de la portería.

En fin, que el Barça está bajo una nube negra, que podría descargar hoy si el resultado es el del tenor del que mucha gente (y no sólo en Madrid) supone. El Barça aún convalece de tres años de gasparismo y a Laporta le va a llevar tiempo devolverle el aspecto saludable que tuvo en días no muy lejanos. Merece confianza. Por su figura, por la sensatez de sus decisiones y por su pelea frontal con los Boixos. No estoy seguro de que haya acertado con Rijkaard, pero quizá haya visto en este hombre algo que yo aún no he visto. Quizá por eso está decidido a darle tiempo. Quizá tenga razón.

Por lo demás, el partido tiene un antecedente próximo que no se puede ignorar. Se debe recordar, pero para bien. Aquel partido quedará como el día del hasta aquí llegaron las aguas. Seguro que el ambiente será sano, entre otras cosas por la actitud de Laporta, tan distante de la de Gaspart. El partido coincide con los 25 años de la Constitución, la gran expresión de una España reconciliada, y es bueno que el fútbol se sume al festejo vistiendo la mejor de sus galas: un partidazo entre los dos grandes, en ese pedazo de estadio y en un ambiente correcto que empiece a reescribir la historia.