NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Queiroz organizó un gran descalzaperros

Reyes es un jugador importante. Hace ya algunos años que me habló de él Marcos, a la sazón entrenador del Sevilla, en Segunda: "Viene un chaval fuera de serie". En el Madrid se escuchan últimamente muchos elogios sobre él. Gento, en su larga entrevista con Tomás Guasch, afirmaba que lo ficharía. Más recientemente, anteayer, Helguera decía que lo prefiere a Owen. Bueno, pues anoche la pregunta era si Queiroz le conocía, o si le ha ocurrido lo mismo que con Fernando Vázquez, de quien no sabía ni quién era en la víspera del Madrid-Valladolid. Porque para marcar a Reyes designó de todo menos un lateral derecho. Le pretendió frenar con Pavón, con Guti, con Figo y con Raúl Bravo, todo eso en la primera parte. Y en el descanso el Madrid perdía por cuatro a cero y era un pandemónium de gestos y broncas recíprocas.

Falto de sus dos laterales titulares, Queiroz organizó un descalzaperros. En lugar de sustituirlos con las mejores soluciones que tenía a mano (Olalla y Solari), descompuso la pareja de centrales, Pavón-Raúl Bravo, pareja de moda, segura y rápida. A ambos los sacó a las bandas y dejó el centro para Rubén y el aún renqueante Helguera. El desastre fue descomunal y trajo consigo un añadido de mal gusto: ya con tres en la canasta (y el partido perdido, por tanto), humilló a Rubén sacándole del campo para meter a Solari de lateral izquierdo y correr a Raúl Bravo al centro. Y todavía antes del descanso y ante el estrepitoso naufragio de Pavón, corrió a Raúl Bravo al lateral derecho y metió a Pavón de central. Al descanso del partido había destruido quizá de forma definitiva su precaria autoridad como entrenador del equipo, que se comía los puños.

La imagen de Rubén llorando en el banquillo llegaba al alma. La de Olalla calentando primero para sentarse después, también. Los gestos, miradas y hasta gritos entre unos y otros, perfectamente ofrecidos, como siempre en estos casos, por la espléndida realización de Canal +, contribuían a transmitir al gran público la impresión de caos. En medio de todo aquello, un buen equipo, el Sevilla, esquiaba en busca de goles por las anchas pistas que ofrecía el modelo defensivo ideado por Queiroz, que encima había apostado por la pareja Beckham-Guti como escudo de esa desquiciada defensa. Yo pensaba qué habría podido haber hecho el Sevilla frente a Olalla-Pavón-Raúl Bravo-Solari con Beckham-Helguera en la media. Nunca lo sabremos. Sabemos lo que pasó con el descalzaperros de Queiroz: que el Sevilla se pegó un festín.