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Pues a mí me hubiera gustado Inglaterra

Ya sé que no estaba en el bombo, pero a mí me hubiera gustado Inglaterra. Incluso lamenté que aquel tiro final de Nihat se escapara por muy poco. Me hubiera gustado Inglaterra porque nuestra Selección necesita una emoción fuerte, que la sacuda y nos sacuda a todos. Necesita quedarse sin ir a una fase final o bien reparar este petardazo del grupo de clasificación con una repesca a lo grande, que ponga en pie los tendidos, que conmueva al macizo de la raza y que nos haga sentir de una vez por todas que este equipo es algo nuestro. Y nadie como Inglaterra para eso.

Porque lo malo de esta Selección es que ni fú ni fá, y ellos lo saben. Por eso se permiten cosas como una capea (¿se acuerdan?), una concentración entre las barricas de Osborne para un partido en Zaragoza o hasta entrenar sobre alfombras en vísperas de un partido oficial. Se pueden permitir cosas que el Madrid o el Barça, por ejemplo, no se permitirían jamás, porque saben que lo suyo es serio. ¿Por qué no es seria la Selección? No sólo por Villar y Padrón, por las chuflas de Javi, los sobacos de Camacho o los exabruptos de Sáez. No es seria porque no la tomamos en serio.

Por eso me hubiera gustado Inglaterra, con su Beckham, su Owen, su viejo prestigio futbolístico y todo lo que para nosotros significa aquel país. Una repesca con Inglaterra hubiera puesto sobre la Selección unos focos que necesita para no seguir en ese aburguesamiento que la pudre. Por eso me hubiera gustado Inglaterra. También Turquía, aunque no hubiese sido lo mismo. Lo que menos me gusta es un rival como Noruega, feo y sin prestigio, una entrada en la Eurocopa por la gatera y finalmente la consabida eliminación en cuartos de final. No, cualquier cosa menos eso.