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Hacia una cuarta final con Australia

Colosal ambiente en Málaga, con llenazo bajo un sol de justicia y el picante de la minoría argentina, animosa e indesmayable, y que ayer tuvo su compensación: la victoria en dobles. ¡Lástima que no tengamos una buena pareja! Y al decir pareja no me refiero a dos, que los dos son muy buenos, sino a una pareja hecha, acostumbrada a jugar, compenetrada, y con ese sentido especial del tenis que exige esa modalidad. Porque, uno por uno, el equipo es de lujo, sobre todo para tierra: tres campeones de Roland Garros y uno, Corretja, que ha sido finalista dos veces en esa competición.

Así que tenemos un gran equipo en la Davis... para tierra. Indestructible, salvo que hoy me dejen mal Ferrero y Moyá (tendrían que ser los dos a un tiempo) que no creo. Al fondo se dibuja de nuevo una final contra Australia, que sería la cuarta. Todas las veces que hemos alcanzado la final ha sido para medirnos con Australia. Dos, muchos años atrás, en tiempos de Santana, el hombre que colocó el tenis en el mapa deportivo español. La otra es de anteayer, ya con esta Armada Invencible de que hoy disfrutamos. Las dos primeras las perdimos en Australia. La tercera la ganamos en Barcelona.

Somos especialistas en tierra, ya es sabido. Y si vamos a Australia nos pondrán la pista más rápida que sean capaces de concebir, en justa devolución de lo que les hicimos nosotros aquí. ¿Derrotados de antemano? Tampoco hay que creerlo así. Ferrero se va desenvolviendo muy bien en pistas rápidas (no se llega a número uno así como así) y en la nueva hornada ya van saliendo jugadores (sobre todo Feliciano López, también Tommy Robredo) que rompen con la línea clásica del especialista puro en tierra y que quizá hagan aconsejable algún retoque en este fenomenal equipo.