La plata es un metal muy noble

Me parece que era Saporta el que solía decir que la medalla de bronce se gana, y la de plata se pierde. Hacía referencia así al hecho de que el tercero de estos campeonatos vuelve a casa con el sabor de una victoria, y con la frustración por no haber alcanzado el campeonato un poco más digerida y olvidada; mientras que el segundo regresa con una derrota y la frustración a flor de piel. La frustración de haberlo tenido tan cerca, de haberlo perdido el último día. Así nos sentimos un poquito hoy nosotros, tras la derrota severa e inapelable ante Lituania. Pero no hay que confundirse.

No, la medalla de plata no se pierde. La medalla de plata también se gana. Se gana en los muchos partidos anteriores. Se gana ante Suecia, ante Rusia, ante Serbia y Montenegro, ante Israel y ante Italia. Se gana con mucho esfuerzo, con el orden de juego fijado por Moncho López, con la clase superior de Gasol, con los arrebatos de la Bomba Navarro... Y se gana con todas las horas de entrenamiento, de formación y de trabajo que llevan estos hombres tras de sí. Y la Federación que los reúne. Todo eso dio para la plata. No para el oro, pero sí para la plata.

Y la plata es un material muy noble. Es un gran logro, que venía ya precedido de la clasificación para los JJ OO de Atenas. Con eso y con Gasol como máximo encestador, esta selección puede volver más que satisfecha a este viejo país, que ha seguido con interés creciente el torneo, que sufrió y gozó lo indecible ante Italia y que sabrá comprender lo de anoche. Un mal partido, sí, marcado por la confusión. Pero lo olvidaremos pronto. Y cuando dentro de unos años cerremos los ojos y evoquemos estos días no os recordaremos derrotados, sino adornados por el discreto y elegante brillo de la plata.