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La Vuelta llega a los Pirineos

Un cierto aire de duelo acompaña a esta Vuelta a España, que arrastra pesarosa por nuestras carreteras la agonía sin remedio del ibanesto.com y de la ONCE, los dos grandes equipos nacionales de la última época . Y el Kelme, que frente al poder de esos dos fenomenales adversarios ha sabido mantener una personalidad atrevida y guerrillera, también pasa serias dificultades. Esta vuelta es la número veinticinco desde que se hizo cargo de la prueba la empresa Unipublic, que hasta hoy la ha llevado con brillantez. Sin ella, quién sabe qué hubiera sido de esta carrera.

Pero este cuarto de siglo también lo acusan en su piel, en sus huesos y en su ánimo los hombres que han mantenido esta llama. Así que la Vuelta languidece de forma visible. Languidece ibanesto.com, antes Banesto, antes Reynolds, fenomenal impulso creado años atrás por Echevarri. De ahí salieron Arroyo, Perico e Indurain. Languidecen la ONCE y su ciclismo de pizarra, no sin antes establecer un nuevo record de ñoñería con el mal programado baile de maillots concebido desde la victoria en la contrarreloj por equipos. Y languidece el Kelme, con Sevilla falto de la garra propia de la casa.

Así llegamos a los Pirineos, terapia de shock bien concebida por los organizadores para esta edición melancólica y autocompasiva, que necesita de algo así para reponerse de sí misma. Tres etapas pirenaicas de verdad, con cuajo y pitones, con cimas que nos hacen pensar en Bahamontes y en Julio Jiménez. Que nos dirán si Nozal es algo más que el inesperado final de la cadena transmisión del maillot ideado por Saiz, si en el ibanesto.com queda algo de lo que fue, si Sevilla mereció alguna vez nuestra confianza, si Aitor tiene aún algo que decir... Benditos Pirineos, que nos enfrentan a la verdad.