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Claro que merece la pena confiar en Raúl

Bajo de forma en este inicio de temporada, distanciado del gol y rodeado de jugadores deslumbrantes, Raúl empieza a ser cuestionado. Es un jugador distinto. Carece de esa facilidad con el balón que reconocemos en los superclases. Lo que él hace es en general más forzado, y aunque nos ha ofrecido en estos años muchas sutilezas, es cierto que cuando las cosas no le salen lo que queda a los ojos de todos es un jugador ansioso y sin ángel. Por eso en esos periodos de bache se le suele cuestionar a fondo. En uno de esos periodos estamos ahora, en estos inicios de temporada.

Agravado por el recurrente dilema Valerón-Raúl en la selección. He aquí otro caso raro: dos jugadores muy distintos pero que rinden sus mejores servicios desde la misma posición. Así que o empujamos a Raúl a la punta o retrasamos a Valerón hacia atrás o ponemos a los dos por esa zona, perdiendo un extremo. Todas ellas soluciones en perjuicio de algún buen especialista en la media, la banda o la punta. O bien uno de los dos se queda fuera. Y cuando, como anteanoche en el primer tiempo se queda fuera un Valerón en gran forma, por un Raúl en horas bajas, algo rechina.

Raúl puede atravesar baches de forma, como todos. Pero es joven y sabemos lo que aporta: goles, lucha y liderazgo. Merece la pena confiar en él, por encima de las sensaciones exageradas que siempre nos produce el fútbol, para bien y para mal. ¿Y Valerón? Si está bien debe jugar, sí o sí. Así que yo veo el equipo con Raúl arriba. Pero sin considerar sacrilegio turnarle con el Niño Torres o con Tristán cuando las condiciones de forma de unos y otros o las condiciones del partido lo exijan. El principal problema de Raúl siempre ha sido que se empeña en jugar todos los minutos posibles.