Las fronteras de un mundo sin fronteras

«Hace pocos años, Bosman revolucionó el panorama del deporte europeo, al ganar una sentencia que, en síntesis, fijaba que cualquier deportista profesional de cualquier país comunitario era libre para contratar sin restricciones por cualquier club de cualquier país comunitario. Ahora Kolpak, portero de balonmano de la segunda división alemana, eslovaco de nacionalidad, obtiene del Tribunal Superior de la UE una sentencia parecida pero de mayor alcance geográfico: incluye entre los beneficiarios a un centenar de países que gozan de distintos convenios con la UE.

«Casos parecidos se habían suscitado en España, en especial en torno al baloncesto y sus llamados Comunitarios B. La ACB hizo caballo de batalla de su legalización. El CSD se opuso. Esta sentencia viene a dar ahora razón a la ACB, aunque el Consejo ya anuncia que en principio no la considera vinculante. El caso tiene muchas aristas. Es un empujón más a las fronteras, cada día más débiles en todos los sentidos. Y ataca los criterios proteccionistas con que suele moverse el deporte, que considera un fin superior proteger las canteras frente al vendaval de contrataciones exteriores.

«Es bueno que se trabaje las canteras, que se cultive la práctica del deporte en secciones inferiores de los clubes. Es malo el abuso de contrataciones de aquí y de allá, proyectado hasta el paroxismo a mayor lucro de intermediarios y comisionistas detestables. Encima, esta sentencia que abre las puertas a cien países deja en desventaja a los de Suramérica, que nos son tan próximos. Así visto, la primera reacción del CSD es apropiada. Pero la cuestión de fondo es difícil de resolver: ¿cómo salvar las fronteras en el deporte dentro de un mundo en el que caen las fronteras?