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El homenaje que el fútbol merecía...

Después de la doble pesadilla que nos hicieron sufrir la Juve y el Inter anteanoche, merecíamos una revancha así. Un partido como el que acabo de ver, en el que el fútbol ha desplegado todas sus virtudes, toda su belleza. Dos equipos magníficos en ataque, más descuidados en defensa, buscando el gol con ambición y con nobleza.Con espacios para el arte y para el error, con paradas, fallos ante la portería, remates colosales y una permanente sensación de que cualquier cosa era posible. Un partido digno del Teatro de los Sueños y de la historia de los dos contendientes.

Pasó el Madrid con tres goles de un grande nacido para ocasiones como esta. Pero no sin sufrimiento. Los toboganes del partido nos ofrecieron fases en las que el Madrid fue dueño absoluto del balón y del campo, y otras en las que su defensa sufría desparramos terribles, lastrada por un Hierro al que ayer vi más lejos que nunca de sus mejores días. Casillas paró mucho más que su colega Barthez y a pesar de eso se llevó cuatro. (Bien es cierto que dos de ellos por pie de sus propios compañeros). Eso habla de lo mal que en algunos momentos lo pasó el Madrid.

El partido deja, por lo demás, muy valorado a Del Bosque, que se sacó de la manga la sorpresa de Macca y acertó. Al tiempo, Ferguson dejaba fuera a Beckham, en decisión dura que habla de ruptura definitiva entre el técnico y la estrella y que en el Madrid fue acogida con satisfacción. "Eso abaratará su precio", se le escapó a alguien. Ferguson fue el gran perdedor de la noche. El ganador fue el Madrid, que se lanza ahora contra los molinos del viento del calcio. Primero, la Juve. Luego, el ganador del gran duelo milanés. Y una misión sagrada: matar al dragón que quiere renacer.