Bofetada institucional a Ángel Villar

El Consejo Superior de Deportes ha tomado una decisión sin precedentes: retirar cautelarmente su subvención a la Federación Española de Fútbol. ¿Significa esto que nuestra administración considera que no debe poner ningún dinero en la extensión de la práctica del fútbol? No. Significa que ante la evidencia sonrojante de que los actuales rectores de la Federación malgastan el dinero en alegre impunidad se ha encontrado conveniente suspender esa subvención. Una bofetada pública a un estilo de gestión que excede de toda posible tolerancia. Un estilo que nos avergüenza a todos.

La subvención del CSD a la Federación sólo es una parte de los ingresos de ésta. Unos 800 millones de las antiguas pesetas, frente a un total de 11.000. El grueso de sus ingresos lo obtiene la Federación de otras fuentes, en su mayoría públicas y casi todas conectadas con su derecho a utilizar en monopolio el nombre de España y su selección nacional de fútbol. Así que la retirada cautelar de esta subvención no va a paralizar la actividad de la Federación. Pero sí representa una llamada al orden a sus gestores, cuyo estilo escandaloso de manejar el dinero ha alcanzado lo intolerable.

El vicepresidente económico de la Federación, Juan Padrón, es el ideólogo de ese modelo de gestión, del que los beneficiarios han venido siendo él mismo, sus familiares y algunos amigos leales, como Castillón, el administrador, Borrás del Barrio y algún otro. Pero en la cima de todo, con cara de habitante del limbo, verbo tan torpe como el de Ana Palacio y vida regalada está el presidente Ángel Villar. Se le labró un marketing de tonto pero honesto del que me figuro que siempre se ha reído interiormente ("dame pan y llámame tonto"). Ya era hora de que le descubrieran.