El placer de regalar

Francia es el país que más jugadores aporta a la Liga de Campeones. Este dato puede parecer sorprendente cuando se mira el triste papel que suelen desempeñar los equipos galos en Europa. Sin embargo, los mejores clubes del continente están plagados de futbolistas franceses y, gracias a este interesante hecho, nosotros también podemos vivir la emoción de la máxima competición. Eso sí... por delegación.

Una vez más, en el ránking de los legionarios galos que militan sobre los céspedes europeos, el número uno es Zinedine Zidane. Una vez más, el que mejor nos hace disfrutar y sentirnos orgullosos de tener en común el pasaporte lleva el número cinco en la espalda de la camiseta blanca. El martes, contra el Manchester United, Zizou no marcó. ¡Y qué nos importa!, cuando pudimos presenciar su arte a la hora de organizar el juego del Real Madrid. En mi país, más que el Zidane goleador, nos encanta el Zidane que inventa pases y que se crece haciendo más grandes a los demás. Esta filosofía va más allá de la inteligencia en el terreno de juego. Es el síntoma principal de un ser humano, de un futbolista fuera de lo normal, que se da placer a sí mismo regalando continuamente magia a su alrededor. Cuando lo vi después del partido, su sonrisa y sus palabras de alegría fueron las pruebas elocuentes de que ese don es también una de las mejores formas de vivir a tope la profesión de gran estrella del fútbol.