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Dudas, Valerón, pistoleros y chasco final

Pensaba yo cuando salían Valerón y Xavi que España no sólo estaba camino de perder el partido, sino también de llenarse de dudas. Porque dudas era lo que estaba transmitiendo hasta ese momento la Selección, o más concretamente el seleccionador. ¿Cuál es el equipo? ¿Con Guti o con Valerón? ¿Con o sin Xavi? ¿Con doble pivote o con rombo? Y más cuando salió Tristán: ¿con Raúl de nueve o con Raúl de nueve y medio, con alguien por delante? Y en eso se empezó a despejar el panorama, a base del puro buen juego de Valerón. Y llegaron los dos goles de nuestros pistoleros.

Conclusión: estamos clasificados (una victoria y un empate en las dos salidas duras nos colocan en situación de privilegio) y el partido lo salvamos gracias a Valerón. Contra falta de espacios, lucidez. Y en nuestro fútbol nadie puede suministrar lucidez en las proporciones en que lo hace Valerón. Con él España empezó a ver caminos, a jugar bien, a sacudir a base de puro fútbol el muro ucranio. Y luego, claro, estuvo el acierto de los dos pistoleros, Raúl y Etxeberria, dos jugadores de área, dos jugadores de gol. Con todo eso dimos la vuelta al partido en quince minutos mágicos.

Pena del segundo gol. Estaba escrito que era la noche negra de Casillas, que después de regalar un gol respiraba por fin aliviado porque el estropicio estaba subsanado. Pero en el descuento le llegó un tiro criminal, imparable. Se le escaparon juntos el consuelo y la oportunidad de compensar el regalo con una parada imposible. Y a nosotros se nos escapó la euforia por una remontada épica y por una victoria que nos ponía sin más en Portugal. Pero, unas cosas con otras, el saldo es bueno. Dimos la cara, siempre cuesta arriba, sacamos un gran resultado y despejamos dudas. O eso espero.