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Galácticos contra el mito alemán

El Borussia de Dortmund no es un equipo alemán, en el viejo concepto del término. De hecho, no tiene muchos jugadores alemanes. Los principales no lo son. Los principales son checos (Koller y Rosicky) o brasileños (ese Ewerthon que corre más rápido que Roberto Carlos y algunos otros). Pero es un equipo alemán, en la reducción más temible del término. Incorpora una leyenda de cuasi invencibilidad con la que nuestro fútbol ha chocado frecuentemente. Y el Madrid, más frecuentemente aún. El Madrid se ha llevado muchos palos en las costillas en sus visitas a Alemania.

Quizá haya ayudado a eso cierta pulsión germanófila en el imaginario madridista. Piénsenlo: Bernabéu intentó la reconstrucción de su Madrid imperial sobre cimientos germánicos: Netzer, Breitner, Stielike... Así que no es extraño que el Madrid de entreguerras (el de los setenta y los ochenta) sometiera con demasiada facilidad su cogote a la guillotina germánica. En la historia del Madrid no hay peores manchas que aquellas ominosas rendiciones ante equipos alemanes en ese periodo. Sólo allí y entonces ha entregado desvergonzadamente su orgullo. Y más de cuatro veces.

Es verdad que una vez le metieron cinco en Milán, pero no fue lo mismo, o así lo veo yo. Lo de Alemania es especial, y no sólo por muy repetido. Por eso este Madrid galáctico, que hoy puede poner en línea de combate a todo lo mejor de que dispone, se encuentra ante una ocasión especial. No se trata sólo de mejorar la precaria posición del club en la Champions. Se trata de levantar un complejo histórico. Enfrente estarán los que estarán, y son formidables, y con todas las ganas del mundo. Pero el grupo que ha reunido el Madrid es formidable. Es galáctico. No tendrían perdón si no ganaran.