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El partido que nos debía Al Ghandour

Este partido podría haber sido la semifinal de la Copa del Mundo. ¿Hubiera terminado igual? Quién lo sabe. Pero por lo menos nos hemos dado el gusto de ganarle a Alemania, cosa que no es frecuente, con la celebración añadida del record de Raúl. El Ferrari, como le apodó Hierro en feliz imagen, ya está en cabeza. Y logró el récord ante un enemigo especial, Kahn. Los enemigos también están para las ocasiones y ante Kahn este récord sabe mucho mejor. Raúl es constante en el trabajo y en el acierto y a los 25 años sus estadísticas ya son colosales.

Pero no jugaba sólo Raúl, jugaba toda la selección. Una selección que va fraguando. Lo pasó mal en la primera parte, cuando la presión alemana ahogaba un poco a los de atrás y a los medios pero poco a poco fue encontrando rendijas para salir. En realidad, durante todo el partido fue de menos a más hasta imponer su estilo a ese sólido modelo alemán, hecho de centímetros y de atención, muy duro de masticar, pero en realidad sin malicia. Alemania conserva eso, de todo lo bueno que tuvo. Lo que no tiene en este ciclo son jugadores de verdadero talento.

Lástima que Joaquín no entró nunca en juego y Vicente sólo al final. España tiene dos magníficos extremos, es su característica esencial como equipo. Pero si en noche gris en este aspecto somos capaces de ganarle a Alemania es buena señal. Quiere decir que todo lo demás va tomando la estructura que Sáez desea. Yo sólo pido una cosa más: ver a Xabi Alonso en este equipo. Le daría un vuelo que quizá todavía le falta. ¡Ah! Y no piensen que quiero olvidarme de Joan Gaspart. Felicidades de corazón: por fin ha tomado un decisión acertada.