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¿Papá, por qué nos quejamos siempre?

No ha empezado el derby y ya estáis llorando con el árbitro. Sois victimistas vocacionales. Manolete, ¡qué pena!

Me acuerdo de la campaña publicitaria tan peculiar que los amigos de Manolete exhibieron sin pudor hace un año: "Papá, papá, ¿por qué somos del Atleti?". Cuando un hijo te hace semejante pregunta es que está discutiendo tu capacidad para explicarle con coherencia los marrones que uno se tiene que comer antes de cambiar los dientes de leche por el simple hecho de ser un niño.

En esa resignada declaración de principios debería haberse incluido, además, este mensaje: "Papá, ¿por qué siempre nos estamos quejando de los árbitros?". Estoy hasta el gorro de que los atléticos se empeñen en camuflar sus miserias echando la culpa al de negro... aunque esté muerto. Estos días me estoy tragando bravatas de que si Guruceta era árbitro de cámara del Madrid, que si Martín Navarrete os robó el día de Futre y Buyo... No escarmentáis. Dos años en el Infierno (el nombre no es mío, también es vuestro, majetes) no os han hecho escarmentar.

Muy propio lo tuyo Manolete. Ya os ponéis la venda y recordáis que con Daudén nunca ganasteis lejos del Calderón. ¿Y si te digo que hay equipos a los que no ganáis lejos del Calderón desde hace 10 años? Lo raro es encontrar un árbitro que asista a vuestro triunfos... por inexistentes.

Dejad de llorar, comportaos como hombres, salid al paraíso del Bernabéu sin prejuicios, llevad la Kodak debajo de la media para hacer fotos en el templo mundial del fútbol y decidles a vuestros hijos la gran verdad: "Hijo, somos del Atleti, pero algún día te harás del Madrid y por fin serás feliz". Amén.