Entierren el hacha de guerra

El fuego cruzado existente entre Valencia y Madrid desde que Pedja Mijatovic hiciese algo tan normal en el profesionalismo como buscar un destino en el que pudiera aspirar a más altas cotas (¿quién es el héroe de la Séptima?) debe terminar ya. Posiblemente entre la afición de Mestalla, que en 1987 recibió a los madridistas con un cariño que nunca olvidaré en el duelo europeo con el Oporto, exista un cierto resquemor por considerar que el gigante blanco pudo abusar del poder de su cartera hasta desembocar en la guerra fría desatada tras el caso Mendieta.

Pero creo que ha llegado la hora de enterrar el hacha de guerra. Igual que Jaime Ortí se equivocó al declarar tras el Madrid-Valencia del pasado 13 de enero que la Liga estaba asignada al madrid por decreto y que los demás sólo podían luchar por el subcampeonato (la vida delató rápidamente su error profético), también hay que reconocerle al presidente del Valencia su caballerosidad al acudir el 18-D al Centenario del Real Madrid a pesar de estar sufriendo un grave problema familiar. Sabía que debía estar junto a Florentino en representación del campeón de Liga y supo ser un señor en todos los sentidos. Por eso, me niego a escribir de Pino Zamorano ni de pijadas vicitimistas y abogo por aplaudir el gesto de las federaciones de peñas del Real Madrid y del Valencia que se darán la mano antes del gran duelo. Terminemos ya con la guerra de declaraciones. No más odios prejuiciosos. Se trata de dos grandes equipos y dos grandes ciudades. Jueguen y disfruten, sin dobleces.