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Entrevista Raúl

"No me voy a detener; siempre querré más..."

Llega al estudio de Realmadrid TV como si fuese un crío de 25 años. Con vaqueros, jersey con cremallera y camiseta de moda. Claro, ahora caigo en que sólo tiene 25 años...

Hablar con Raúl es un reto psicológico para un treintañero, porque no sabes si tratarle como un chaval o como lo que es: un tío que ha toreado en las grandes plazas y que no se asusta por nada. Frío, con esa mirada fiera que saca en la ‘arena’ del Bernabéu, acepta su destino en el Balón de Oro y el FIFA World Player, pero dice que va a por el doblete: Liga y Champions. Y va en serio...

Se acabó el Centenario y ahí sigue usted añadiendo goles en su tarjeta. ¿Qué foto le ha dejado este año tan emblemático para su Madrid?

—Ufff, no es fácil. Tengo varias en mi cabeza. Bueno, quizás me decante por la de Glasgow. Para empezar es la Copa de Europa, que son palabras mayores y, además, es la única de las tres finales que ganamos en el Centenario en la que marqué un gol. Además, esa foto encendió el flash de las demás, porque si no llegamos a ganar en Hampden Park no podríamos haber disputado ni la Supercopa ni la Intercontinental. La Novena marcó el año de nuestro cumpleaños y ha sido su momento clave y culminante. Ganar una Copa de Europa lo es todo.

Hablemos de usted. En este año ha tenido dos parones por culpa de los problemas físicos, pero en diciembre ha puesto el turbo y parece dispuesto a callar a todos aquellos que dudan de su progresión.

—Es cierto que tanto en el Mundial como en el arranque de esta temporada he tenido unos contratiempos que me han fastidiado bastante porque no me dejaron ser yo, o sea, ser futbolista. Siempre llegaron en momentos inadecuados porque te rompen el ritmo. Pero el Raúl de verdad es el de este mes de diciembre, y por eso en el año que empieza aspiro a tener salud para seguir marcando goles y ganando títulos, tanto como con el Madrid como con la Selección. Vamos, lo que me gusta.

Usted es un devorador de estadísticas. ¿Qué límite se ha marcado?

—Para mi futuro profesional no me servirá de nada vivir de los números que he logrado. Lo pasado... pasado. El fútbol hay que vivirlo siempre con la pasión del primer día. Soy un inconformista por naturaleza y no me voy a detener por superar el récord de algún jugador legendario. Siempre quiero más. Es mi forma de ser.

Hablemos del año que ha terminado. Se quedó fuera del Balón de Oro y del FIFA World Player, y también de los podios simbólicos de ambos premios. ¿No se ha sentido injustamente tratado?

—En mi interior siento que mi año ha sido muy bueno, pero ha quedado claro que el Mundial es el acontecimiento futbolístico por antonomasia y que en el año 2002 ha resultado determinante para el curso de las votaciones de ambos premios. El Mundial es la referencia y lo que pasa ahí tiene mucha trascendencia. En mi caso fue una pena porque España estaba haciendo un gran Mundial y yo particularmente me estaba sintiendo muy bien en Corea. Pero no pude jugar aquél partido de cuartos ante los coreanos y nos vinimos a casa. Si llego a jugar ese día quizás todo hubiese cambiado, porque si nos metemos en semifinales ya habríamos visto qué habría pasado.

Sigo con los premios. Lo que ha quedado claro es que el Mundial es efectivamente el referente puntuador porque Ronaldo sólo pudo brillar allí precisamente...

—Ronaldo había tenido problemas muy graves con las lesiones y lo mejor que pasó en el Mundial fue su vuelta al fútbol de elite.

Ya, pero esa es la cuestión, que Ronaldo sólo brilló en el Mundial.

—Bueno, no hay que olvidar que antes de lesionarse en el Inter Ronaldo era el crack indiscutible, con mucha diferencia sobre el resto de los futbolistas de este mundo. Volver así y donde lo hizo es lo que le dio los premios.

Ya, pero ¿qué pasa con Roberto Carlos, Zidane y usted mismo...?

—Claro que podrían haberlos ganado otros jugadores, con brillantes trayectorias durante todo el año y no sólo en el Mundial. Pero los que votan son los que han decidido y yo personalmente me encuentro contento.

¿Lo dice con el corazón?

—De verdad que sí. Los premios ya llegarán algún día si tienen que llegar. A mí me basta con el reconocimiento de mi afición y el respeto que me tienen en todos los lados... y sobre todo en mi casa, que es donde más me vale.

Sí, porque lo del Bernabéu en el Día del Centenario le dejaría alucinado. El pueblo se puso de su parte.

—Es una alegría inmensa que tu público y tu gente te reconozca, pero quiero decir públicamente que Ronaldo es el justo vencedor del Balón de Oro y del FIFA World Player porque en los momentos clave ha estado a lo grande, ha jugado bien, ha marcado goles y normalmente se premia a los delanteros con más poder ofensivo. Esto es así y no se puede cambiar.

¿Cuál es su consuelo?

—Lo más importante es que en este año ganamos un triplete histórico y que en este 2003 que arranca salgo dispuesto a luchar por todo. Quiero poner mi grano de arena para que tanto el Madrid como mi Selección aspiren a ganar todo, que eso es más importante que los logros individuales.

A usted le cambian casi todos los años la pareja de baile en ataque, pero a Ronaldo ya se le vio en Málaga jugar más en equipo e incluso darle un gol. ¿Su pareja con Ronie puede resultar letal para los rivales?

—He jugado en ataque con muchísimas clases de compañeros y con todos me he entendido perfectamente. Lo que hay que hacer es facilitar las cosas y buscar siempre acoplarte a las virtudes de los compañeros para sacar máximo provecho para el colectivo. Yo lo que hago en este caso es aprovecharme de las espléndidas cualidades de Ronaldo y aportarle mi estilo de juego para que saquemos máximo fruto al juego ofensivo. Todo sea por el equipo y Ronaldo no iba a ser una excepción. Lo hago con él igual que con Morientes, Portillo, Guti, Figo, y Zidane, o con Munitis o Zamorano cuando coincidí con ellos. Si todos los que jugamos arriba estamos lo mejor posible y la compenetración es máxima, el equipo saldrá beneficiado.

Dijo Florentino Pérez en AS que usted acabará siendo un mito como Alfredo Di Stéfano...

—Eso lo va a ir marcando el tiempo y todo lo que suceda en un futuro. Pensar que voy a llegar a ser todo lo que dijo el presidente en esa entrevista es, por encima de todo, un halago. Pero lo mejor de esas frases es que a mí me estimulan todavía más para no detenerme.

¿Algún techo tendrá, digo yo?

—Insisto, lo que he hecho hasta ahora está muy bien, pero no me sirve para el futuro. Yo sólo pienso en el mañana y sé que si en los próximos 10 partidos no marco un gol nadie se acordará de los buenos momentos y llegarán las vacas flacas. Así es el fútbol y así es esta vida. Sólo el tiempo dirá hasta donde puede llegar Raúl. En mi cabeza está seguir dando alegrías a la familia y mi afición, la que me conoce mejor.

Parece que, a pesar de la ventaja que les lleva la Real Sociedad, en 2003 les apetece la Liga por encima de todo.

—Mire, en los últimos años hemos sido regulares en todo y yo no renuncio a nada de antemano. Vamos a luchar por el doblete. Quiero la Champions y la Liga. Es mi ilusión para este año que empieza. El club lo ha logrado pocas veces en su historia y si lo lográramos, ¿quién dudaría que somos el mejor equipo del mundo?

Sí, pero la Décima se les está torciendo...

—Es verdad. En los dos próximos partidos ante el Borussia Dortmund nos jugamos la Copa de Europa. Hasta febrero no volvemos pero no se me olvida ese doble partido con los alemanes, que hay que afrontar como si fuese una eliminatoria de ida y vuelta.

Otra curiosidad. Usted ganó el Pichichi en 1999 y 2001. ¿Le toca en 2003?

—No es una pose. Le prometo que esos retos no me los planteo hasta que se ponen a tiro. Si a falta de cinco jornadas llevo un número de goles que me permitiese pensar en ser el máximo goleador pues entonces lo buscaré con más ahínco. No me obsesiona. Ya tengo dos y si caen más mejor, pero no es uno de mis objetivos primordiales.

Hugo Sánchez. Lo tiene a tiro. Sólo le saca cuatro goles, 207 a 203...

—Hugo Sánchez ha sido uno de los mejores delanteros centro que he visto en mi vida. Tuve la suerte de disfrutarle en nuestra Liga, primero cuando jugaba en el Atlético (cuando yo era un niño y simpatizaba con el Atleti) y luego con el Real Madrid, donde hizo historia con sus goles. Me cuentan los que le conocieron como jugador que después de cada entrenamiento se quedaba media hora más para perfeccionar sus remates y por eso era único. Ha sido uno de los últimos nueves natos. No participaba mucho en la elaboración del juego, pero en cuanto que le echabas el balón estaba con la caña para meter el gol.

En la Liga también tiene cerca a Ferenc Puskas, que sólo le aventaja en ocho goles.

—Otro honor poder alcanzarle, algo que podría ocurrir esta misma temporada. No pude verle por la diferencia generacional, pero creo que respiraba gol cada vez que pisaba el área. Le pegaba muy fuerte. ¿Cañoncito pum le llamaban, no?

Y falta Don Alfredo Di Stéfano, que sólo le saca 11 en la Champions. ¿Es consciente de que tiene todo a favor para acabar como máximo goleador del Real Madrid en la historia de la Copa de Europa?

—Suena fuerte pero sí veo que está al alcance, aunque no sé si podrá ser este año porque la Champions se ha puesto muy cara y está muy competitiva. Pero coger a Di Stéfano me llenará de orgullo. Seguro.

¿Cómo se puede afrontar el 2003 sin bajar la guardia tras el ‘empacho’ del Centenario?

—Para mí el principal estímulo es que la gente sigue llenando el Bernabéu, sea cuál sea el tiempo y sea cuál sea el rival. Esa es nuestra fuerza. En el reciente 18-D estaba todo en contra y casi se llena. Uno no se puede relajar ni conformarse nunca. El día que pierda el hambre por ganar títulos me iré a casa, colgaré las botas y dejaré el fútbol. Un profesional ni debe perder nunca la ilusión ni las ganas de ganar. Hasta hoy, jugando una pachanga de entrenamiento, hemos perdido y me he cabreado...

En este 2003 que entra tendrá más inquietudes más allá de las futbolísticas. ¿Cómo ve lo del Prestige?

—Para el 2003 quiero sobre todo salud, que es el motor de todo, y está claro que todo el mundo nos tenemos que volcar con Galicia y toda esa gente que está sufriendo los males del Prestige. Hay que ayudarles y la forma en que podemos hacerlo nosotros es con ese partido benéfico en el que hay que volcarse para recaudar fondos. El fútbol puede ayudar en abril a paliar parte de este drama. Los daños han sido mayores de lo que todo el mundo imaginaba, pero algo es algo.

Por cierto, el Atlético tiene ahora su Centenario. ¿Cómo lo vivirá desde la otra orilla de la capital?

—El Atlético es un gran club que ha logrado grandes éxitos internacionales y en España. Hay que felicitarles por su cumpleaños. Son nuestros rivales deportivos, pero eso nada tiene que ver para reconocer que es uno de los grandes. Sin duda, el tercer equipo de España por detrás de Madrid y Barcelona. Lo demuestra la cantidad de aficionados que tiene y les deseo que disfruten de su Centenario. Eso sí, queremos ganarle en el próximo derby y en el partido que juguemos en el Calderón para devolverles la visita de nuestro Centenario.

Parece que les tiene ganas...

—Sí, estoy muy contento de que vuelvan los derbys madrileños. Durante estos dos años es como si hubiese faltado algo. Esos dos partidos marcan mucho. Los Madrid-Barça son mucho, pero los Madrid-Atleti son un derby de cercanías (sonríe). Me gustan enfrentarme a ellos... Bueno, me voy a ver a mi bebé. Feliz Año Nuevo.

Y yo al mío. Igualmente amigo.