Van Gaal se come el turrón en el Barcelona

El repuesto era Bianchi, y Bianchi, que había dado de plazo hasta ayer mismo, firmó finalmente por Boca Juniors. Así que Van Gaal se come el turrón en el Barcelona. Eso de comerse el turrón es una de las frases hechas más antiguas del fútbol español, y no hay que ignorar que parte de la idea de que el entrenador que pasa el Rubicón de las Navidades raramente es despedido después. Metidos en el año siguiente, queda poco tiempo para arreglar lo desarreglado y se suele tirar para adelante. Así que no es descabellado pensar que Van Gaal termine el curso.

¿Y es eso bueno malo? Lo malo es Gaspart. Van Gaal no ha hecho este equipo. Hizo el anterior, por el sistema burdo e irrespetuoso de fichar todo paisanos, y casi todos del Ajax. Eso (y su talante) provocó un rechazo a pesar incluso de las dos ligas ganadas. Pero esta plantilla no la ha hecho él. La ha hecho Gaspart malbaratando 30.000 millones, con la ayuda de Minguella, Parera y algún otro. Y es una plantilla manifiestamente inferior a las del Madrid, el Depor o el Valencia. Descuenten a Puyol, Kluivert, Riquelme y si acaso Saviola y lo que queda es muy pobre.

Así que, para mí, tanto daba que se fuera Van Gaal o que siguiera. Lo que el Barça necesita cuanto antes es alguien sensato al frente que se ponga cuanto antes a arreglar tanto destrozo como se ha producido en estos años. Alguien con otro estilo, que no produzca esperpentos como el que hemos vivido estos días: Van Gaal con un pie fuera y Van Gaal repentinamente redimido por una goleada ficticia, alcanzada frente a un equipo que se quedó en seguida con nueve. Alguien que le devuelva al Barça prestigio deportivo y, sobre todo, sus viejas señas de identidad.