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Intercontinental | Real Madrid 2 - Olimpia 0

Cena, fiesta, conga y fuga de Ronie

La plantilla del Real Madrid celebró la Intercontinental con una cena en el hotel donde estaban alojados. Algunos salieron a conocer Tokio de noche.

<b>ALEGRÍA</b>. Florentino Pérez no podía disimular la alegría por la consecución de la Intercontinental. A su lado, Nuria González esposa de Fernando Fernández Tapias.

Fue como en los primeros guateques. Los más jóvenes (Raúl Bravo, Portillo y Rubén) tiraron del carro y consiguieron que se unieran a la conjura los capitanes (Hierro y Raúl). El resultado fue tan espectacular como el fútbol que en grandes fases del partido desplegó el Madrid ante el Olimpia en el Yokohama Stadium. Se formó un trenecito humano en el que se mezclaron también Figo, McManaman, Morientes, Zidane y Ronaldo, y bailaron como críos mostrando una sonrisa de oreja a oreja que ni siquiera se atisbó tan cálida tras conquistar la Novena en Glasgow.

Ronaldo, el gran protagonista de la noche junto a Casillas, Figo y Roberto Carlos, demostró ser el más experto en este tipo de celebraciones-light, dado que le dio tiempo a cambiarse en su habitación y acudir a la cena vestido de calle y con un gorro que tapaba su calva de oro pero no su identidad en una noche en la que era fácil ser reconocido. Ser Ronaldo y dejarse ver en Tokio el día que ha sido unos de los culpables de ganar la Intercontinental, es como si Kournikova intenta pasar inadvertida en un bar de carretera. Cenó, bailó y se marchó a disfrutar de la fiesta en sitios que ya conocía por la celebración del Mundial.

El caso es que la cuarta planta del Hotel Intercontinental Tokio Bay se convirtió en una fiesta cálida, sentida y emocionada de toda la expedición madridista, que veneró esa Copa bicéfala repartida entre el tradicional trofeo acreditativo de la Copa Intercontinental (existente desde 1960) y la Copa Toyota, que ha llegado a su edición número 23.

Al final de la cena fue emocionante escuchar a todos los expedicionarios cantar emulando a Freddy Mercury el We are the Champions, ese himno que los madridistas han adoptado como propio a fuerza de cantarlo un par de veces al año como mínimo. En esta ocasión, el Centenario ha venido bajo el brazo con tres alirones.

Si los jugadores eran felices no lo eran menos Florentino y Valdano. A lo tonto, ya han ganado una Champions, una Liga, una Supercopa de Europa, una Supercopa de España y una Intercontinental. Sólo les falta conseguir la Copa del Rey para alcanzar el récord de haber ganado todo lo posible en dos años y cinco meses de gestión.

Igual de orgulloso se mostraba Vicente del Bosque, el técnico talismán y más querido del madridismo. A su mando, es habitual andar de celebraciones. Al salir de la cena sonreía como un Papa Noel pachorrón: "Qué buena gente son estos japoneses". Como tú, Vicente, como tú...