La derrota del domingo contra el Celta ha disparado las alarmas en torno al rendimiento del equipo en Valladolid. Los de Moré han obtenido sólo uno de los últimos nueve puntos disputados en Zorrilla, han ganado cuatro de los últimos dieciocho puntos en juego y ha perdido seis de los últimos diez partidos jugados, con dos empates y dos victorias. El dato aterrador es que en la clasificación de las últimas diez jornadas bajarían Rayo, Recreativo y Valladolid, con ocho puntos de treinta posibles sumados.

Ante tal situación, se abre ahora en la ciudad el debate de si conviene o no reforzar al equipo en el periodo invernal de fichajes. De momento, el presidente, Carlos Suárez, no parece muy partidario de ello: "Nosotros hicimos una plantilla en el mes de junio y esos son los refuerzos que considerábamos necesarios. Ésta es la misma plantilla que consiguió catorce puntos casi de un tirón y que nos auguraba al principio una Liga de lo más fructífera. Ahora, lamentablemente, las cosas se han dado un poco la vuelta y estos mismos jugadores son los que tienen que cambiar el rumbo. No vamos a perder ahora la confianza cuando llevamos doce partidos. Si algún refuerzo me garantizara estabilidad, a pesar de las dificultades económicas que tenemos, me pondría yo mismo en la puerta de la iglesia con un cepillo, pero me parece que lo que tenemos que hacer es seguir trabajando".

Sin embargo, Carlos Suárez no escondió su preocupación ante las últimas actuaciones de su equipo: "No está jugando bien, eso es verdad, pero me preocuparía más aún que los jugadores perdieran la confianza en sus posibilidades. Si ellos mantienen ese espíritu alto, no deberíamos de tener problemas". Por lo tanto, todo apunta a que salvo que empeoren mucho las cosas, las soluciones urgentes no pasan por incorporar a otros jugadores.

Casi no hay dinero para nóminas

Uno de los grandes, por no decir el mayor, de los problemas con el que se encontraría el Valladolid a la hora de realizar una incorporación en el mercado de enero es la situación económica que atraviesa. Su falta de liquidez sigue siendo evidente y a duras penas se están consiguiendo pagar las nóminas de cada mes. Mientras, la pasividad y desentendimiento de los propietarios dejan huérfano al club de cualquier tipo de inyección económica que pudiera producirse de manera inmediata.