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El dios de Solari

Cierto espíritu de llevar la contraria o de defender a los débiles (lo que, en este caso, es un decir) me lleva a desear que la Copa Intercontinental la ganen, en el Real Madrid, los jugadores problemáticos y cuestionados, mejor que los cracks, siempre evidentes y siempre esperables. A lo mejor el gol está ya esperando —en su campo— a Ronaldo. Pero ¿y si fuera Solari el que marcara dos y en muy poco tiempo? Decía Shakespeare: "Siempre ocurre lo inesperado". Que marque Zidane no es difícil. Que marque Raúl sería la alegría del madridismo químicamente puro. Pero yo —donde también pude decir Morientes o Guti— digo Solari.

Santiago Hernán Solari no es una estrella. No es el futbolista indiscutido. Pero lo hace muy bien. En un equipo normal, sería un fenómeno. En el Real Madrid es una estrella parpadeante. Días magníficos —cuando juega— se suceden a días desvanecientes. Pero Solari es un chico con talento y madera. Y necesita dar un paso firme, una zancada, si puede ser para no estar entre los ciclotímicos. Por otro lado conoce bien el fútbol latinoamericano. ¿Por qué este trabajador del fútbol, que espera la magia, aún sabiendo que la magia hay que trabajarla, por qué no podría tener un destello, un impoluto destello japonés? Todos ganarían y él lo merece. Los débiles (es un decir) también pueden tener su dios...