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En busca del gol perdido

El Madrid ha extraviado el gol y nadie sabe como ha sido. Ceballos, Juanmi, Westerveld, Bonano, Antonioli y Dida (ninguno está entre los 50 mejores porteros del mundo) han conseguido irse a las duchas presumiendo de haber salvado la virginidad de su porterías ante esos presuntos devoradores del gol como son Ronaldo, Morientes, Guti y Raúl. Éstos dos últimos empezaron el curso matriculándose en el Olímpico de Roma en la mejor versión de la temporada de este Madrid plomizo y ciego ante las redes enemigas. Pero llegó Ronaldo y el desequilibrio ecológico que provocó en el equipo interrumpió bruscamente la luna de miel y se hiciera de noche hablando del gol.

En San Siro Morientes personificó todos esos problemas ofensivos errando tres ocasiones que marcan la diferencia entre el goleador con sangre en el ojo y el que se conforma, como los jugadores discretos de golf, con hacer el par del campo. Morientes hizo un Mundial pletórico, pero desde que vino Ronaldo me recuerda a esos tipos que se quieren sacar el carnet de conducir y siempre aprueban el teórico pero suspender inevitablemente el práctico. Por eso, Del Bosque debería saltarse de una vez las jerarquías. Portillo jugó la última media hora de Milán y debería haber sido titular. Si no está Ronaldo (seguro que la liará en Yokohama), juégatela con un jabalí hambriento como Portillo, que mete goles hasta soñando en su casa de Aranjuez. El Madrid no la mete desde que empezó este tortuoso otoño, pero su arreón final de anoche me emocionó. El gol de Raúl debió valer por corazón. Lástima.