NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Amistoso | Real Madrid 5 - D. Bucarest 2

El Portillazo

Salió en el minuto 58 y destrozó al Dínamo de Bucarest con dos goles de ariete pillo - El equipo, listo para la Supercopa

Seamos justos. Un tipo que es capaz de afirmar que si viniese Ronaldo "tendrá que ganarse el puesto conmigo", sólo merece hacerle la ola, pedirle un autógrafo y rendirle pleitesía eterna. No ha nacido en ninguna favela ni ha necesitado pasar hambre para acreditarse desde niño como un depredador insaciable de las porterías rivales. Busca el gol con un instinto aparentemente primario, pero ahí está su fuerza. Lo dejó claro en Alicante. Primero rompió la línea del fuera de juego para marcar de cabeza poniendo la bola donde jamás llegan los arqueros. Después, recuperó la pelota con la fiereza de un central curtido, levantó su mirada de águila imperial y le clavó a Stefan un gol de listo cuando el portero rumano todavía estaba pensando si iba a cenar carne o pescado. Portinaldo revolucionó el marcapasos de un amistoso de alto voltaje, dignificado con los goles del local hero del actual campeón de Europa.

Del Bosque se tomó este octavo ensayo de pretemporada como si fuese un simulacro de la final de la Supercopa. Si exceptuamos la titularidad de Celades (excesiva para sus méritos), la propuesta inicial del salmantino era la propia de los grandes días. Salgado y Raúl Bravo devorando las bandas como si fuesen extremos; Hierro y Helguera en ese coche-escoba que hace tres meses se matriculó en Glasgow; Zidane asumiendo responsabilidades, pidiendo la pelota y aportando imaginación y buen gusto; Cambiasso dando empaque, criterio y vigor a la medular, con un despliegue y una ambición que han fumigado su fama de jugador de tranco lento y espíritu retorcido. Es un futbolista de una pieza. Adelante, Raúl y Morientes recuperaban el dúo clásico en punta, que estuvo hiperactivo quizás reactivado por la sombra difuminada de Ronaldo. De hecho, el Moro dio un taconazo y basculó hacia la banda izquierda en un afán indisimulado por demostrar que no piensa sacar la bandera blanca.

El Dínamo de Bucarest fue un spárring digno hasta que los cambios y el huracán Portillo dinamitaron la velada. El viejo Gica Popescu (ex Barcelona) acompaña una tropa de rumanos irreverentes que fueron capaces de asustar primero, con un gol que llegó por el palo de Casillas, y de amenazar después con un empate que se dibujó con un histórico misil de un tal Miculescu. Valdano pudo verlo en directo desde el palco y eso le evitará llamar a Maldini para pedirle vídeos del individuo. Cogió la pelota en la línea de medios, avanzó dos metros y desde casi 40 soltó un latigazo seco, violento, que entró por la escuadra como un toma-hawk ante el que Iker nada podía hacer.

Pero el momentáneo 2-2 era tan engañoso como ficticio e ingrato con el fútbol. El Madrid había tenido un buen trato con la pelota y no merecía cerrar su pretemporada dejando con un sabor agridulce a ese Rico Pérez blanco hasta la médula. Sólo era cuestión de esperar. Del Bosque hizo saltar a la arena a Miñambres, Savio, Solari, Guti... ¡Y Portillo! El artillero de cabellera vertical irrumpió con la bravura de un Miura, la ambición conquistadora de Felipe II y el acierto infalible del ganador del concurso de Carlos Sobera. Portillo dio una lección y un aviso para los que suelen despreciar, como los malos maridos, lo que tienen en casa. Siempre bien colocado, buscó el gol como si fuese el oxígeno que necesita para vivir. De cabeza y con su zurda, el chaval ofreció una exhibición alentadora. El concierto de Aranjuez...