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Primera | Real Madrid

"Florentino, tienes que fichar a Ronie"

La afición del Bernabéu pidió al presidente su tercer fichaje estelar

Florentino Pérez fue la gran estrella en el palco del Santiago Bernabéu. El presidente blanco recibió multitud de muestras de apoyo para las negociaciones que mantiene por el fichaje de Ronaldo ("Florentino, tienes que traer a Ronie"). El clamor popular le acompaña en sus gestiones.

Desde el pasado viernes, el glamour del Trofeo del Centenario lo han puesto las viejas glorias de los invitados, sobre todo de Bayern Múnich y Real Madrid, los dos mejores equipos de la cita. Entre los clásicos estuvo fiel a su cita Pedro Ferrándiz, que definitivamente ha consumado su infidelidad hacia el baloncesto convirtiendo sus presencias en el palco del Bernabéu en una liturgia. Tampoco faltó Galliani, que vio todos los partidos del torneo.

Entre los casos intermedios está el de Rivaldo, que desde el sábado se ha dejado ver con traje en versión sport. El ex del Barcelona pudo sentir los aplausos de esa afición que hasta hace un mes le repudiaba y que ahora le ha premiado por sus declaraciones amorosas al Real Madrid.

No me pregunten por Fernando Fernández Tapias o Juan Abelló. Lo dos vicepresidentes del Real Madrid están disfrutando del sol de agosto en aguas más calmadas que las agitadas del Bernabéu, metido en obras de acondicionamiento y en planes de recepción para O rei Ronaldo. Sí estuvieron los clásicos que fueron héroes del balón. Rummenigge, flamante nuevo presidente del Bayern, que ayer presidió la final junto a Florentino. ¿Y Beckenbauer? Pues ha dejado la presidencia del club bávaro tras verse metido en un laberinto de pasiones por culpa de sus líos matrimoniales.

Más sosegados, en todos los sentidos, han estado estos días por al palco Jorge Valdano, Emilio Butragueño, José Ángel Sánchez, Manuel Redondo o Carlos Martínez de Albornoz. Los Men in Black de Florentino están en forma. Florentino, siempre dispuesto a escuchar los chascarrillos de Di Stéfano, entusiasta de contar las anécdotas de los amistosos que en sus tiempos se jugaban en en La Fábrica del Bernabéu con rivales de tanta enjundia como estos tres días mágicos de agosto.