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Igualito que en 1960

Cuentan las crónicas de la época, con las páginas amarillentas y los titulares borrosos, que en 1960 el Real Madrid y el Barcelona jugaron una semifinal de la Copa de Europa. Era su primer envite en la competición que adquirió prestigio, rango y lustre a costa de las gestas de Kopa, Marquitos, Gento, Puskas y Di Stéfano. El Barça tenía a Ramallets, Luis Suárez, Evaristo, Kocsis o Gensana... pero en la Copa de Europa estaban vírgenes y a verlas venir. El Madrid se merendó al Barça en el Bernabéu (3-1) y repitió resultado y repaso en el Camp Nou. Dos bofetadas del padre que le recuerda al niño malcriado quien lleva los pantalones en casa. Por si les quedaban dudas a estos irreverentes que sólo han ganado una Copa de Europa en 103 años de vida, el Madrid puso las cosas en su sitio en su primer combate en blanco y negro.

La final de aquella Copa de Europa se jugó en Glasgow, en el Hampden Park, ante 130.000 aficionados que vivieron una final histórica. La más grande jamás contada. Real Madrid 7 Eintracht 3. Era la quinta consecutiva, diseñada con un fútbol de oro y diamantes. Andy Roxburgh, ex seleccionador escocés, lo resumió con arte: "El único equipo que una vez estuvo a la altura de las esperanzas de los hinchas escoceses fue el Madrid en aquella final de 1960". Glasgow, 15 de mayo. 2002. Manchester o Bayer. ¡Temblad!