JUEGOS DE INVIERNO | LA INTRAHISTORIA
El podio olímpico del mantra de Villeneuve, la Lollobrigida y la medalla 200 para Canadá
La neerlandesa Schouten gana los 3.000 m de patinaje bajo el mantra de Gilles por delante de la sobrina-nieta de la gran Gina en un día histórico canadiense.
"Si todo parece bajo control es que no estás yendo lo suficientemente rápido". La frase es de Gilles Villeneuve, el Príncipe de la Destrucción, y la veloz neerlandesa Irene Schouten lo usa como mantra de vida. En la final femenina de 3.000 m de patinaje de velocidad, celebrado en óvalo de Pekín, se llevó el oro olímpico con un tiempo de 3:56.93 destrozando un récord que llevaba vigente 20 años. Triunfo naranja que fue el preludio de un podio con tintes cinematográficos ya que la plata se la colgó Francesca Lollobrigida, sobrina nieta de Gina, la musa del celuloide transalpino.
La patinadora de Frascati, que ya tenía calzados unos patines con 14 meses, reivindicó los problemas de su deporte en su país: "El nuestro es un deporte minoritario y debemos estar siempre en el extranjero o patinar en Italia al aire libre. Todo ha servido para forjar mi carácter y mi maldad en la competición, que es lo que se me ha ocurrido hen esta final".
El último escalón del 'cajón' también tuvo su historia ya que se lo llevó la canadiense Isabelle Weidemann y dio a su país la medalla 200 en unos Juegos Olímpicos de Invierno. La que no pudo sumar otra presea, pero también hizo historia fue la alemana Claudia Pechstein (49 años), quíntuple campeona olímpica y seis veces campeona del mundo, que compitió igualó el récord absoluto de ocho participaciones en una cita olímpica invernal que poseía desde PyeongChang 2018 el saltador de trampolín japonés Noriaki Kasai. Eso sí, la abanderada germana, que se perdió Vancouver 2010 a causa de anomalías en sus muestras sanguíneas, no pudo escapar de la última plaza en la final.