Keula Pereira, de Tokio al altar

Los Juegos Paralímpicos suelen dejar instantáneas de todo tipo. Imágenes de entrega y superación, sonrisas y lágrimas... Incluso hay sitio para el amor. Una de las escenas más románticas de Tokio 2020 se rodó en la pista de atletismo. Nada más terminar la serie de 200 metros en categoría T11. La caboverdiana Keula Nidreia Pereira Semedo se convirtió en la improvisada protagonista cuando su guía y pareja, Manuel Antonio Vaz da Veiga, se arrodilló y cogiéndola de la mano le pidió matrimonio ante el aplauso generalizado de sus rivales en la carrera. Invitados, al menos, en esta fiesta. El vídeo no tardó en hacerse viral.

Esta escena de película tiene reminiscencias del pasado, puesto que nuestra triatleta Eva Moral ya lo vivió en primera persona en las Triatlon World Series de Yokohama en 2019. Japón es lo que tiene... Su novio, el también triatleta Ángel Salamanca, se arrodilló en el podio y, con el micrófono en una mano y el anillo en la otra, formuló la gran pregunta. Superado el pudor inicial se escuchó alto y claro el 'Sí' de Eva y ambos se fundieron en un beso inmortalizado por el resto de la expedición española.

La reacción de Keula, que tiene discapacidad visual, tampoco dejó dudas. Además de mostrar su enorme sonrisa, hizo lo propio con su anillo. La atleta y fisioterapeuta, de 32 años, empezó a correr con 15 en su Cabo Verde natal —animada por uno de sus profesores— y su debut oficial terminó llegando en 2005. Es una de las deportistas más reconocidas en su país, aunque lleva años sin vivir allí. Fijó su residencia en Lisboa allá por 2010, siguiendo los pasos de su madre. Fue en esta nueva etapa cuando retomó su pasión por el atletismo y éste le trajo a Manuel Antonio Vaz.

La relación entre el deportista y su guía es especial y hay varios casos en los que existe, además, un vínculo sentimental. Sin ir más lejos, la española Mari Carmen Paredes y Lorenzo Sánchez son marido y mujer y tienen tres hijos. La atleta, de 58 años, trabajaba como enfermera en el Hospital Clínic de Barcelona y una degeneración en la mácula retiniana la dejó ciega, aunque la oscuridad más absoluta en la que se sumió fue una depresión. Entonces, el deporte le ayudó a salir del pozo y también jugó un papel importante su esposo y guía Lorenzo. Ambos participaron en la prueba de 1.500 T13 en Tokio. Otras historias de amor surgidas en el tartán fueron las de Lía Beel y David Alonso y David Casinos y Celia Maestre.