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JUEGOS PARALÍMPICOS I ENTREVISTA AS

Parsons: "Espero que los Juegos sean seguros y dejen un legado de inclusión en todo el mundo"

El presidente del Comité Paralímpico Internacional atiende a As horas antes de la ceremonia inaugural. Además de sus expectativas e inquietudes, el brasileño repasa la actualidad, como el equipo de refugiados, la ausencia de Afganistán y la emisión de esta cita en África subsahariana.

Tokio
Andrew Parsons posa delante del logotipo de Tokyo.
ISRAEL GARDYN / CPE

Andrew Parsons (Río de Janeiro, 10 de febrero de 1977), presidente del IPC desde septiembre de 2017, llega puntual a la cita en el MPC (centro de prensa) y derrochando amabilidad. "Siempre es un placer charlar con España", dice en un perfecto castellano. Sólo unas horas separan la entrevista con el inicio de los Juegos Paralímpicos, momento que afronta con ilusión. Hay mucho trabajo detrás de esta gran cita, marcada por la pandemia. Ahí su objetivo es claro: "Proteger no sólo a los deportistas, también a la población de Japón". Los Olímpicos ya mostraron el camino.

—¿Qué espera de estos Juegos?

 —Espero que sean seguros y que podamos garantizar la salud de todos los que están aquí: deportistas, oficiales y también de la población japonesa. Esa es la prioridad bajo estas circunstancias. Además, que el deporte sea increíble y el mensaje cale, alcanzando los 4.250 millones de personas. Que sea efectivo y deje un legado de inclusión en todo el mundo.

—Con la pandemia, ¿se afronta con miedo o nervios una cita de tal magnitud?

—No miedo, pero tenemos que estar pendientes hasta el último momento. No nos podemos relajar después de la ceremonia de apertura. Hay que seguir con las restricciones, los playbooks... No podemos ser complacientes frente a esta pandemia. Hasta que el último deportista no salga de la Villa tenemos que estar atentos porque tenemos un compromiso de proteger no sólo a los deportistas, también a la población de Japón.

—A lo largo de estos meses, ¿temió que no se pudieran celebrarse los Juegos?

—Por supuesto. Hubo un momento en que todo parecía muy difícil y se encaminaba hacia otra dirección. Fueron muchas noches sin dormir bien, pero siempre con ganas de seguir y trabajar con la ciencia, de la mano de OMS, los expertos, el COI... Ambos comités trabajamos en conjunto todos los días y nuestros equipos, no sólo de presidente a presidente. La experiencia olímpica nos demuestra que podemos tener confianza y que los playbooks funcionan. Son eficientes y, si la gente los sigue, estaremos seguros.

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—Una de las consecuencias de la pandemia es que no habrá espectadores.

—Es una lástima, pero es la decisión correcta con las circunstancias que se dan en Tokio. La mayoría de las personas alrededor del mundo experimenta los Juegos Paralímpicos a través de la televisión. En Río tuvimos 2,3 millones de espectadores en las gradas, pero 4.100 alrededor del mundo. Desde que supimos esta decisión, hemos trabajado con la televisión japonesa porque esta población esperaba ir a los Juegos y al final tendrá que seguirlos por los medios, internet, las redes sociales...

—Algunos países no estarán por la pandemia, otros como Afganistán por su convulsa situación.

—Hay países que no pueden venir por muchas razones. Algunos a los que sus gobiernos no se lo permiten, otros de Oceanía con restricciones muy duras por las que nadie puede salir o entrar... Tenemos 162 delegaciones, 161 países más el equipo de refugiados. Estamos muy contentos porque el récord estaba en 164 (Londres 2012), pero no había una pandemia. De no haber sido por eso hubiéramos alcanzado los 170. Eso sí, estamos muy tristes por lo de Afganistán. No sólo por los deportistas, también por lo que está sucediendo con el país. Es mucho más grande que el deporte. Hablamos de vidas. Es una lástima que no puedan venir, pero estamos más centrados en ellos como seres humanos. No queremos que al intentar llegar a Tokio de cualquier manera les podamos poner en una situación de riesgo. Ellos deben pensar más en su futuro, qué voy a hacer, dónde voy... Creer que pueden competir a un alto nivel en apenas unos días, después del trauma de todo lo vivido, tal vez no sea realista. Los estamos acompañando, estamos en contacto con organizaciones internacionales para ver qué se puede hacer, pero nos parece que no es razonable tratar de que puedan competir hasta el último momento.

—El Comité Paralímpico Internacional (CPI) está impulsando el equipo de los refugiados.

—Los refugiados son los excluidos de los excluidos. Cuando llegan a un nuevo país o a un campo de refugiados, ¿qué hacen? Con accesibilidad, empleo... Y el deporte es una manera de incluirlos. Su presencia en los Juegos Paralímpicos es un mensaje al mundo de que existen personas con discapacidad en todos los sectores de la sociedad. Hay refugiados con discapacidad y deben ser incluidos. Estamos arrojando un poco de luz en este tema.

—¿En qué punto se encuentra el camino hacia la equiparación entre Olímpicos y Paralímpicos?

—Vemos que se está avanzando en muchos países, desde el punto de vista de la estructura ofrecida a los deportistas, hasta las becas y los premios económicos por las medallas. Estados Unidos anunció hace tres o cuatro años que la cuantía para sus deportistas en Tokio será la misma para Olímpicos y Paralímpicos. Otros siguen esa estela. Eso es siempre un reflejo de la sociedad. Si una sociedad no es inclusiva, muy probablemente la diferencia entre los deportistas en ese país también sea muy grande. Estamos avanzando en nuestro acuerdo a largo plazo con el COI, que va hasta 2032. Trabajamos conjuntamente, pero no sólo en los Juegos. Y cada vez hay más países en los que sus Comités también van de la mano. Así es la sociedad, personas con y sin discapacidad trabajando conjuntamente.

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—La importancia de los medios en estos Juegos aumentan. ¿Qué audiencia estiman que habrá? Además, el CPI ha emprendido una iniciativa por la que llevarán la señal a países con menos recursos...

—Nuestro objetivo es llegar a 4.250 millones de espectadores mundiales, después de tener 4.100 en Río y 3.800 en Londres. Sabemos el impacto de tener los Juegos en televisión. Eso pasó en mi país (Brasil) durante los Juegos de Atenas. La gente se da cuenta de que es deporte de alto nivel y no un festival. Ahí hay un cambio de actitud y de percepción del deporte paralímpico. Nuestro objetivo es que más y más países puedan tener los derechos de transmisión para los Juegos. Esta iniciativa, con el apoyo de la UK Aid, pasa por ofrecer gratis los derechos de transmisión en África subsahariana. Más de 40 territorios podrán ver por primera vez los Juegos Paralímpicos de Tokio sin pagar. Trabajamos para que puedan recibir las imágenes de sus deportistas, porque muchos los tienen compitiendo aquí, y sentirse orgullosos de ellos. Podemos empezar un movimiento para que se dé un mayor conocimiento y reconocimiento. Hay ejemplos muy interesantes alrededor del mundo, como Brasil, Colombia, México, Angola... De hecho, en Angola pasó por casi una revolución. En Atenas ganaron medalla de oro en atletismo y en Pekín pudieron ver los Juegos en televisión. Eso empezó un movimiento de inclusión en este país que tiene muchos amputados por la guerra civil. Increíble.

—¿Cómo ve al equipo español y qué papel puede hacer en los Juegos?

—España es un país muy fuerte e importante en el contexto paralímpico internacional por su papel de liderazgo, no sólo con los países latinoamericanos sino con todo el mundo. Muchos dirigentes españoles fueron y son muy importantes en la historia del movimiento paralímpico. Hay una generación de deportistas increíble en España. Tengo muchos amigos. Teresa Perales es una leyenda, un ejemplo de persona, soy un fan incondicional. Hay muchos nombres destacados Sarai Gascón, Sara Andrés, el equipo de baloncesto... España viene muy fuerte, como siempre. Lo veo en un momento muy positivo.

—Cuando esto termine, ¿qué poso quiere que dejen estos Juegos?

—Como unos Juegos de transformación, con un mensaje muy fuerte de inclusión, más ahora en un momento de pandemia. Siempre es posible tener una actitud de inclusión, también bajo una situación que parece imposible. Las personas con discapacidad deben ser y merecen ser incluidas en todas las sociedades.