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JUEGOS OLÍMPICOS | ATLETISMO

Superman es Warner

Damian Warner, canadiense de 31 años, se llevó el decatlón olímpico con récord de los Juegos (9.014 puntos) y derribó la gran barrera. Mayer fue plata. Jorge Ureña, noveno con 8.322.

TokioActualizado a
Superman es Warner
FABRIZIO BENSCHREUTERS

Damien Warner es decatleta de perfil explosivo, tanto que hizo estallar el récord olímpico en Tokio y derribó la vieja barrera que distingue a los combineros grandes de los divinos: los 9.000 puntos. El canadiense, de 31 años, firmó 9.014 para coronarse campeón olímpico en Tokio, con récord de los Juegos por delante de Kevin Mayer, el poseedor del récord mundial (9.126), que esta vez se quedó en 8.726. El francés es perfil lanzador, esta vez ganó el explosivo de Warner.

Forjó muy bien Warner su título olímpico. Primero con unos 100 metros maravillosos en el primer día. 10.12, que le habría valido para pasar una ronda en la prueba individual. Más exagerada fue su longitud. 8,24, con ese brinco habría sido bronce olímpico. Como es perfil explosivo, bajó en peso (14,80), tampoco sobresalió en altura (2,02), pero sí pegó un buen golpe en 400: 47.48. 4.722 puntos al final del primer día. Líder destacado.

El segundo día también fue maravilloso, con un golpe decisivo en los 110 vallas: 13.46. Velocidad y salto, la vida Warner. Kevin Mayer, con problemas de espalda, navegaba en el top-5 a la espera de su maravillosa jabalina. Sin la presión del francés, Warner seguía sumando. 48.67 en disco (mejor que Mayer), 4,90 en pértiga (de lo más discreto) y 63,44 en jabalina. Ahí fue donde Mayer se acercó más. 73,09. Pero la realidad es que Warner llegaba a los 1.500 con un margen de más de 200 puntos.

Ureña: "Marca personal, mi competición fue perfecta"

Se dio el disparo final a la décima prueba, la gran carrera de los 1.500. Ni Warner (4:31.08), ni Mayer (4:43.17) lucieron especialmente, pero el canadiense admitió: "Tenía calculado todo para superar los 9.000 puntos". Sí brilló Jorge Ureña, el de Onil, segundo del milqui y noveno en la general, rozando el diploma con 8.322 puntazos. “Se ha hecho muy duro, me voy con marca personal y mi competición salió perfecta”, contaba Ureña, amante del ciclismo y de Mikel Landa, que debutaba en unos Juegos a los 27 años.

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HANNAH MCKAYREUTERS

Warner cerró en 9.014, el récord olímpico, la barrera que separa lo grande de lo divino. Mayer, 8.726 y el prometedor australiano Ash Moloney, de 23 años, firmó 8.649. Sucede el canadiense en lo más alto del podio a Ashton Eaton, otro mito de las combinadas. En aquellos Juegos de Río 2016, Warner fue bronce: "Me decepcionó tanto no ganar que me prometí que en los siguientes lo haría". Y cumplió.

Al acabar, al centro de la recta de 100 se fueron todos. Era la gran celebración del decatlón, tras dos días especialmente duros, de calor y humedad. Ahí emergió el nuevo rey, Damien Warner, un superhombre de London (Ontario), que jugaba a baloncesto e idolatra a Vince Carter.

Warner ha llegado a comparar el decatlón con el golf: “Tú tienes que hacer una cosa, y luego la siguiente, dar otro golpe. Así que si fallas una prueba, luego te puede influir en las demás”. Pero Warner esta vez no falló. Si fuera una película Superman es Warner.