A solo un paso de la final soñada
La Selección femenina de waterpolo se deshizo de China con dos brillantes primeros cuartos y espera a Holanda o Hungría en las semifinales.
Cuando todo fluye, la Selección femenina aniquila a sus rivales. China lo vio con sus propios ojos y lo sufrió en sus carnes, aplastada por las guerreras del agua, que van camino de alcanzar la segunda final olímpica nueve años después de su plata de Londres, el comienzo de una historia brillante que no tiene fin. Hasta seis jugadoras repiten de aquel equipo: Laura Ester, Anni Espar, Marta Bach, Maica García, Rosser Tarragó y Pili Peña. Ya están en semifinales, lanzadas. Y esperan a Hungría u Holanda. Repetir final con Estados Unidos es lo que llevan soñando desde aquel agosto de 2012.
Recluida en China desde hace diez meses, a los mandos de un técnico balcánico de antiguos métodos y con Chava Gómez de asistente, el equipo asiático no le equilibró el pulso a España aunque lo dejó todo en la piscina de Tatsumi. Incluso las de Oca masticaron mejor el partido, con más solvencia, que Estados Unidos, al que se le atragantó durante los dos primeros cuartos en la fase de grupos. España, tras los nervios iniciales, decantó el partido con un 5-2 en el primer cuarto. Bea Ortiz, Irene González, Tarragó, Maica y Anni Espar. Cinco goleadoras distintas para una Selección muy completa.
Dotadas de un gran lanzamiento exterior debido a la fortaleza física de sus lanzadoras, el partido se igualó antes del descanso, pero siempre con España por delante con una renta suficiente. Apretaron las chinas hasta el 6-4, pero apareció la zurda de Judith Forca para poner las cosas en su sitio (9-5). Con cuatro arriba, la Selección femenina debía administrar la ventaja y no desgastarse para la siguiente batalla.
Las posesiones fueron más largas, los cambios constantes y el encuentro bajó el ritmo. Con 11-6 se afrontó el último cuarto, donde no pasó absolutamente nada. China anotó un gol al que se tuvo que recurrir al vídeo y España descansó en el agua, sin poder ampliar la renta pero consciente de que mantener la intensidad en defensa y que el reloj corriera era la mejor estrategia.