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JUEGOS OLÍMPICOS | HALTEROFILIA

El debut fallido de Hubbard, la primera transexual

La neozelandesa de 43 años, que hasta los 34 compitió como hombre, falló en tres intentos en +87 kg y fue descalificada. Pero generó un gran debate.

Tokio
El debut fallido de Hubbard, la primera transexual

A las 19:53 horas, el speaker del Tokyo International Forum anunció el nombre de Laurel Hubbard. Y, con ello, abrió la puerta a la participación de la primera deportista transexual en unos Juegos.

La neozelandesa, de 43 años y que hasta los 34 compitió como hombre, fue descalificada y finalizó última en el panel de +87 kg de halterofilia que ganó Wenwen Li con 320 kg en total olímpico. Hizo un nulo sobre 120 kg y otros dos sobre 125 en arrancada. Ya no siguió en dos tiempos. La puesta en escena no fue la mejor. Pero aun así algunos cimientos se removieron, pues la polémica sobre una posible ventaja competitiva, sobre la memoria de los músculos, precedió a su concurso. La expectación era máxima. La sesión se calificó 'de alta demanda', la reserva era necesaria aunque no hubiese público. Pleno de periodistas.

Y es que la neozelandesa, antes de Laurel fue Gavin. A los 35 años completó un cambio de sexo tras un tratamiento hormonal y en 2017 fue plata mundial en la competición femenina. El Comité Olímpico Internacional exige que los niveles de testosterona (la hormona masculina) no superen los 10 nanomoles por litro de sangre en un periodo de 12 meses antes de competir. Desde 2015, el COI suprimió la necesidad de intervenciones quirúrgicas. Y Hubbard, que debe medicarse para no superar ese límite, cumplía los requisitos.

Hubbard se despide de Tokio tras errar en su tercer intento.
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Hubbard se despide de Tokio tras errar en su tercer intento.

"Me gustaría agradecer al Comité Olímpico Internacional su compromiso con los principios del olimpismo para convertir al deporte en algo para la gente, inclusivo y accesible", dijo brevemente Hubbard tras finalizar. Y no quiso responder a preguntas. Superada por la expectación, no había concedido entrevistas previas y se había 'blindado' en la Villa. 

Lo que es un éxito para el colectivo trans es un sacrilegio para otros. La belga Anna van Bellinghen, que compitió en el Grupo B, advertía sobre la necesidad de "más estudios científicos y una discusión con deportistas" y apuntaba a la posibilidad de crear "una categoría open" porque duda de que la participación de Hubbard sea "completamente justa".

"No tengo un criterio sobre ello", despejaba Lydia Valentín. "Pero no creo que nadie vaya a cambiar de sexo sólo por una medalla olímpica", terciaba.

Un estudio de British Journal Sport Medicine constata pérdidas de masa muscular de entre el 0,8 y el 5,4% y de un 7% de fuerza en transexuales (hombre a mujer). Pero otras investigaciones cuantifican que la diferencia de rendimiento entre un hombre y una mujer está entre el 10 y el 12%. Es decir, trasladado al caso Hubbard, esta saldría ganando. Pero los estudios no están basados en deportistas de élite.

El debate está abierto. La realidad ha superado a la reglamentación del deporte. Y si Hubbard hubiese subido al podio, el ruido se hubiera multiplicado exponencialmente.