JUEGOS OLÍMPICOS | HALTEROFILIA
Hubbard, primera transexual en competir en unos Juegos
La neozelandesa, que hasta los 34 años compitió como hombre, opta con 43 a medalla en +87 kg. Su presencia genera un debate sobre una posible ventaja.
Antes de Laurel Hubbard fue Gavin. Y era un hombre. Pero el lunes 2 de agosto competirá por una medalla en halterofilia en +87 kilos contra mujeres. Será la primera deportista transexual que participa en unos Juegos. Según unos, para destrozar el principio de igualdad entre competidores que es la esencia del deporte. Visto por otros, para avanzar en la igualdad y la normalización.
Hubbard, que vive aislada en la Villa y no concede entrevistas ante el aluvión mediático, compitió hasta los 34 años como hombre. A los 35 completó su cambio de sexo tras un tratamiento hormonal. Y ahora con 43, y tras ser elegida por Nueva Zelanda porque cumple "todos los criterios de elegibilidad", opta a medalla.
El Comité Olímpico Internacional exige que los niveles de testosterona (la hormona masculina) no superen los 10 nanomoles por litro de sangre en un periodo de 12 meses antes de competir. Desde 2015, el COI suprimió la necesidad de intervenciones quirúrgicas, pero para llegar a esos niveles deben medicarse. Federaciones internacionales como la de atletismo tienen fijado el límite en cinco nanomoles, por lo que Caster Semenya, doble campeona olímpica de 800, ha quedado fuera de Tokio. Aunque este es un caso diferente, pues la sudafricana es intersexual (DDS, Desarrollo Sexual Diferente).
Para la belga Anna van Bellinghen, una de sus rivales, competir contra Hubbard es "una broma de mal gusto". La neozelandesa ya ha sido plata mundial en 2017, nivel al que nunca llegó como hombre. María José Patiño, profesora de la Universidad de Vigo que asesoró al COI para determinar la norma, considera que Hubbard "sí tendrá ventaja". "Es un insulto a la lógica y a la inteligencia decir que no hay adherencia muscular. La memoria del músculo está ahí", apunta. "Con la normativa, con la que se pretendía abrir puertas, no se pensó en casos como este, una persona que ya compitió como hombre durante veinte años", explica.
Jonathan Ospina, doctor en Ciencias del Deporte en la Universidad Europea de Madrid y experto en transexualidad, explica que "la terapia hormonal de reasignación de sexo baja los niveles de testosterona casi a niveles de castración". Un estudio de British Journal Sport Medicine constata pérdidas de masa muscular de entre el 0,8 y el 5,4% y de un 7% de fuerza en transexuales (hombre a mujer). Pero otros cuantifican que la diferencia de rendimiento entre un hombre y una mujer está entre el 10 y el 12%. Es decir, sería mayor a la pérdida. "No me atrevo a decir que los bajos niveles de testosterona son suficientes para anular una posible ventaja competitiva", concluye Ospina, que también recuerda que una mujer trans pasa por otras problemáticas sociales y mentales que le perjudican: "Cargas en la mochila que hacen difícil mantener la concentración para estar la élite".
"Por supuesto que tiene ventajas Hubbard. Ha competido veinte años como hombre y no se clasificó para los Juegos. Quizá debería haber una categoría open", propone Constantino Iglesias, presidente de la española. Un difícil encaje.