Antes de Doncic, Campazzo
España puede sellar su pase a cuartos este jueves, pero no se fía de una Argentina herida, que se encomienda a su base para complicar a la Selección de Scariolo.
De la final del Mundial del Wukesong hasta hoy, en Saitama, casi dos años después, han pasado muchas cosas en España y Argentina. Y desde la semifinal que les cruzó en 2006, casi una vida. Pero ahí siguen, en pie, Pau Gasol y Luis Scola, 82 años y 1.180 puntos olímpicos entre los dos. Pero eso merece una pieza aparte. Lo de este jueves (14:00 horas) es un partido de fase de grupos, pero tiene aroma de decisivo. Pendiente de los basketaverage, una derrota casi saca a Argentina, número 4 del ranking mundial, de los Juegos. Pero si la que pierde es España, el desafío contra Eslovenia se jugará en el abismo.
Así que los del Oveja van a salir como lobos. Y es difícil poder con la moral de Argentina. "El ADN ganador lo tenemos", observa Vildoza. Para animarse después de la tunda que les había dado Doncic, Hernández recordó que en Atenas 2004, cuando ganaron el oro, Argentina perdió dos partidos. Y que en 2008 empezaron perdiendo con la durísima Lituania, a la que luego ganarían el bronce."Alguna cosa hicimos bien", se anima Scola, también impactado por el recital de Doncic, inesperado en un primer partido de torneo supuestamente frío y a puerta cerrada.
España parece bien puesta. Aceleró y desaceleró cuando le convino contra Japón, en un partido que Scariolo jugó mirando al Excel de los minutos. El italiano quiere guardarse algún as táctico en la manga para Eslovenia y los cuartos, pero conviene mucho ganar para evitar la angustia de la última jornada. Argentina sigue en manos de Campazzo, que ha añadido un año de experiencia NBA (6,1 puntos y 3,6 asistencias en su primer año en Denver Nuggets) y de todo su small ball (Laprovittola, Vildoza), con la incorporación de Bolmaro desde 2019. Luego, Deck y lo que el cuerpo le aguanta a Scola. La rotación de España es mucho mas amplia, así que convendrá que el partido no caiga en una telaraña. Ahí Argentina podría agarrarse hasta el final.
Sin Juancho, al menos en el parqué aunque sí esté de espíritu, Scariolo ha planeado una rotación de diez jugadores, liderada por Ricky, y Willy como undécimo. A ratitos de cinco, a ratitos más cortos incluso de cuatro, es un jugador que da cosas porque tiene puntos en las manos y se ha tomado más interés en la defensa. Scariolo aprieta a Abalde para que dé un poco más, Abrines está empezando a calentar motores y los clásicos ya están en modo competitivo y esos (Rudy, Llull, Claver, Sergio) no suelen fallar. Transmiten buenas vibraciones y, aunque Argentina es canchera, hoy hay que poner otra pica en ese templo sagrado para el baloncesto español que es el Saitama Arena.