El Team USA coge forma
Popovich introduce dos cambios en el quinteto titular y los estadounidenses abusan de Irán (120-66) para intentar asegurar entrar en el sorteo con los cabezas de serie. Lillard, 21 puntos; Booker, 16.
En un entrenamiento en el Saitama Super Arena, sin público y sin ninguna historia, Estados Unidos abusó de Irán (120-66) en la segunda jornada del grupo A y se aseguró virtualmente de esa manera estar entre los cabezas de serie si gana a la República Checa y termina segundo. La paliza a la República Islámica iraní, equipo flojísimo, no tuvo nada que ver con una factura por caer ante Francia. Tenía el valor útil de opositar a ser mejor segundo para tener un mejor sorteo, y respondía a las ganas de Popovich de ir dándole forma a su equipo, con Jrue Holiday y Devin Booker ya en el quinteto titular, en lugar de Draymond Green y Zach LaVine.
Suele parecer más o menos 'cool' menospreciar el baloncesto NBA cuando se da algún trastazo en el baloncesto FIBA. Sucedió con la derrota de Dongguan en el Mundial 2019, después de más de una década de dominio absoluto. Y pasó con la derrota de este domingo contra Francia. La cantinela de la distancia entre Estados Unidos y el resto del mundo. Es evidente que Estados Unidos siempre estará más cerca de ser abordable sin Lebron James, Curry, Kawhi, Harden o Anthony Davis, pero no es menos aplastante que también seguirá siendo favorito, por más que las normas FIBA estrechen la distancia.
Hecha la salvedad, y admitiendo que desde Estados Unidos también se han filtrado divergencias en la forma de dirigir el equipo del seleccionador, Pop cree poder sacar el oro de una selección que, con la incorporación de los tres finalistas de Bucks y Suns, suma mucho talento. Tal vez, y aunque sea contrarreloj por las estrecheces del calendario, llegue a tiempo para tener una estructura e idea de juego mínimamente competitivas antes de cuartos. El resto será talento puro. Le sobra con Durant, Lillard (máximo anotador del partido con 21 puntos), Booker (16), Holiday, Middleton, Tatum...
El pegamento se llama Draymond Green, que se pega largos ratos de charla con Steve Kerr en el banquillo. Sería curioso escucharlos. Green ríe con unos y con otros, sigue haciendo su baloncesto heterodoxo, e intenta hacer una piña en un equipo que juega con cierta frialdad pero en el que se volvieron a ver sonrisas este miércoles en el banquillo. Tal vez, el Team USA no esté tan lejos de encontrar el camino.