Emoción por Chusovitina: ocho Juegos, 46 años y tres países
La atleta uzbeca no se clasificó para la final de salto, pero puso en pie al Ariake Gymnastics. Ya no acudirá más Juegos Olímpicos... en teoría.
Por un momento el Ariake Gymnastics parecía lleno a rebosar. Toda persona que había allí se puso en pie y se detuvo a aplaudir: prensa, voluntarios, gimnastas, entrenadores, organización... Era por Oksana Chusovitina, historia pura de la gimnasia, que a los 46 años participaba en sus octavos Juegos. En salto, con dos grandes saltos (14,500 y 13,833), aunque no suficientes para estar en la final olímpica de Tokio. Saludaba al público y devolvía la gratitud. Un mito soviético, uzbeco y alemán. Extraña combinación para una gimnasta única que yo no estará en más Juegos.
Nacida en 1975, Chusovitina ya competía en los años 80 bajo los colores de la URSS, en un grupo que llamaban las ‘libélulas’ por su peculiar complexión física. Su vida da para libro, película, serie… Lo que se quiera. Su gran éxito olímpico vino con el equipo unificado (CEI) en Barcelona 1992, cuando la URSS ya no existía, pero ese bloque de gimnastas creado bajo la estricta disciplina soviética estaba en su apogeo (un año antes fueron oro mundial). Oro y fin a la vida soviética con 17 años.
La segunda parte de su historia llega con Uzbequistán, donde ella vino al planeta (en Bukhara). Se hizo la gimnasta de referencia del país, fue olímpica en Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004. Sin grandes resultados, algo que para una gimnasta de 29 años parecía el adiós. Pero nada de eso…
De la URSS, de Uzbequistán y Alemania
Chusovitina se casó con un antiguo luchador olímpico y tuvieron a Alisher, su hijo, que enfermó gravemente. Para darle el máximo de cuidados, se fueron a Alemania, a Colonia… Y Oksana adquirió la nacionalidad teutona en 2006. Dos años después, bajo esos colores, en Pekín, sería plata olímpica en salto… ¡Con 31 años! La categoría de mito estaba otorgada ya, pero a Chusovitina le quedaba más de una década por delante…
Fue quinta olímpica en salto en Londres 2012, con 37, y séptimo en Río 2016, ya con 41. De nuevo allí llevaba la equipación de Uzbequistán, el país que le dio la categoría de heroína nacional. Vio emerger a Simone Biles en ese concurso. Ahora Simone aplaude a Chusovitina, que se despidió en Tokio de la gimnasia con cinco elementos a su nombre en el código. Y aunque no hubiera público como tal… el Ariake Gymnastics estalló de emoción ante la leyenda soviética, uzbeca y alemana. En teoría se retira, pero nunca se sabe...