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JUEGOS OLÍMPICOS | VELA

La vela quiere volver a ser el gran cofre de las medallas

Con representación en todas las clases y categorías, los regatistas españoles son una de las opciones más firmes de conseguir metales en Tokio.

Japón
Tamara Echegoyen y Paula Barcelo durante sus prácticas en la bahía de Enoshima.
Clive MasonGetty Images

La vela española se propone volver a ser en Tokio el gran cofre de medallas para la delegación nacional (19 en total desde Montreal 1976) y recuperar el camino de los podios, que se le han resistido tan solo en dos ocasiones olímpicas de este siglo, en Sidney 2000 y hace cinco años en Río.

La bahía de Enoshima -una isla situada al sur de Tokio- acoge desde hace días a cientos de regatistas de los cinco continentes, alojados en una especie de burbuja en la que tienen que desplazarse en transporte oficial incluso para trayectos de 50 metros.

El programa de competiciones de la vela se mantiene inalterado desde Río, con opciones serias de metal para la mayoría de regatistas bajo bandera española. No en vano, nuestro país es de los únicos tres que ha hecho pleno y estará representado en todas las clases y categorías (un total de diez), un logro solo al alcance de la anfitriona Japón y de una potencia mundial como es Gran Bretaña.

España conjuga veteranos y noveles en una delegación que aparece en casi todas las quinielas como un probable semillero de éxitos. Incluso los vaticinios más prudentes apuntan al menos a tres medallas y vislumbran al menos un par de títulos olímpicos. Entre los favoritos hay que contar obligatoriamente con el dueto que forman Jordi Xammar y Nico Rodríguez en el 470; Tara Pacheco y Florian Trittel en Nacra17; y Joan Cardona en Finn, que fue el último en clasificarse y aún tiene reciente su subcampeonato mundial en la Gold Cup y el campeonato europeo Sub-23 que se adjudicó el pasado mes de abril.

Además, la pareja que conforman Silvia Mas y Patricia Cantero llega a los Juegos con un entorchado planetario bajo el brazo. Aval de sobra para mirar a los puestos de privilegio y para haberse ganado a pulso el cartel de favoritas.

El director del equipo español, Santi López Vázquez, cree que no sería una locura hablar de cuatro podios al alcance de la mano. Pero el cálculo es todavía más optimista desde el seno de la familia olímpica, donde algunos de sus componentes incluso ven seis opciones claras. Otro de los principales argumentos para soñar es la experiencia al más alto nivel de Tamara Echegoyen, oro en la prueba por equipos en la bahía de Weymouth (en Londres 2012) y cuarta cuatro años después en los Juegos de Brasil. La orensana quiere más, ahora en compañía de la emergente Paula Barceló, que se estrena en estas lides.

Las pruebas comienzan este domingo en los seis campos de regatas del puerto recreativo de Enoshima, en la isla del mismo nombre; y se confía en que las condiciones climáticas permitan respetar el calendario previsto para acabar con las finales el 4 de agosto, a tan solo cinco días de la clausura de los Juegos. Uno de los grandes alicientes de la competición de vela es el estreno de la tecnología 5G y la realidad aumentada, que iban a servir para que los aficionados presentes en la bahía pudiesen disfrutar en tiempo real y con una infografía espectacular del minuto a minuto de todas las regatas. Confirmado que no habrá margen para la presencia de público en la llegada, al menos los avances audiovisuales valdrán para dar lustre al deporte talismán del olimpismo español en las transmisiones televisivas. Los nuestros quieren llenar el cofre hasta arriba y para ello se proponen empezar con fuerza. Desde el primer día.