PREMIOS AS 2024 | NICO Y LAMINE
Nico Williams y Lamine Yamal guían a España hacia una era triunfal
La explosión de estos dos jóvenes talentos ha sido clave en la consecución de la Eurocopa. Ambos son protagonistas con la Selección y sus respectivos equipos.
El futuro ya está aquí. Nico Williams (Pamplona, 12 de julio de 2002) y Lamine Yamal (Esplugues de Llobregat, Barcelona, 13 de julio de 2007) han dejado de ser una mera promesa para convertirse en una firme realidad. Esa que impulsó a España a levantar la Eurocopa y que les ha llevado a ser protagonistas, no solo con la Selección, sino también en sus respectivos equipos, Athletic y Barça. Casi nada. Su desparpajo, su velocidad y su complicidad se perciben dentro y fuera del campo. El sueño de muchos azulgrana pasa por verles juntos, pero de momento eso solo ocurrirá en La Roja, donde su alegría y descaro resumen a la perfección la filosofía de De la Fuente. Nico y Lamine. Lamine y Nico. Dos estrellas emergentes que han llegado para quedarse.
En el nombre de los Williams
Nicholas Williams Arthuer quedó muy tocado el 4 de abril de 2023. Había fallado un ramillete de buenas oportunidades de gol ante Osasuna en el partido de vuelta de las semifinales de Copa y se sintió responsable de la eliminación del Athletic. Tras caer en El Sadar por 1-0, el equipo bilbaíno tenía todas las papeletas para pisar una nueva final por el ansiado torneo del KO, por cerrar casi 40 años de desierto. Iñaki empató la eliminatoria en el minuto 33. Solo faltaba la puntilla. Nico estuvo incisivo, chispeante, con esa finura que ha deslumbrado al planeta. Pero falló en el último metro lo que no está en los escritos. La cita llegó a la prórroga y ahí sentenció el rojillo Ibáñez. La grada torció el gesto: ‘¡A ver si este Nico no va a ser tan bueno como esperábamos!’. Una tribuna llena de sabios de pelo plateado que esta vez erraba de pleno con su desconfianza.
Nico lo pasó mal esos días. Recibió una catarata de insultos en las redes sociales, donde ya se sabe que se cuela de todo y bajo el amparo del anonimato. Y decidió cerrar sus perfiles. “No todo vale”, justificó antes de salir. El extremo bastante tenía con su dolor por la falta de puntería. También agradeció las muestras de cariño. Más tarde, aconsejado por su entorno, regreso a esa pasarela de la fama.
Año y medio después, el planeta gira a más velocidad impulsado por las piernas del internacional rojiblanco, con las carreras de este chaval que desde que llegó a Lezama en 2013 procedente de Osasuna ha tenido todos los focos apuntando a su cabeza, hoy rematada por sus clásicas rastas acabadas en espigas doradas. “Quítate esos ‘cheetos”, le bromea más de uno en el vestuario. “Las rastas son sagradas”, responde. Su apellido, Williams, le delataba, todos querían ver en él a un nuevo Iñaki, o incluso una versión mejorada. Otra saga en el Athletic, que ha tenido hasta 25. Los Belausteguigoitia fueron tres. También hubo cinco casos de padres e hijos (el más célebre, el de Carmelo y Andoni Cedrún, y el último, los Larrazabal, Aitor y Gaizka) y hasta un abuelo y un nieto, Bertol y Cortina. Tío y sobrino eran Ander y Gaizka Garitano. Pero centrémonos en los hermanos. Los Guerrero no lo lograron porque José Félix no llegó a debutar con el primer equipo. Los Arieta, los Rojo... y los Salinas. Ellos son los que han dado paso a Iñaki y Nico como familia directa más célebre en San Mamés.
Patxi Salinas dirigió al Basconia y el Bilbao Athletic, segundo y tercer filial del Athletic. Y trabajó con Nico. “Ven a verlo, este va a subir del Juvenil directamente al filial”, apunta Julio que le recomendaba emocionado su hermano. En efecto, el exceltiña lo corrobora: “Le decía a Rafa (Alkorta, exdirector deportivo): ‘Déjamelo, a él y a Nico Serrano’. Veía que iba a ser un pepino, a los amigos les decía que sería mejor que el hermano. Verlo entrenar era un espectáculo. Puedo decir bien alto: yo entrené a este cabronazo. Lo suyo era otra historia”.
Nico exhibe el desparpajo de esos chavales a que se quieren comer el mundo. ¿Qué ha pasado para olvidar ese hundimiento de abril de 2023 hasta ser ahora mismo un icono en Bilbao? Pues una Copa, la que reconciliaba a Bilbao con su pasado más glorioso, y, sobre todo, una Eurocopa, la cita mágica en la que el menor de los Williams se asoció con su compadre Lamine y liaron la mundial. Es indiscutible para De la Fuente. Hace buenas migas con el azulgrana, hasta le aconseja como si fuera su progenitor. “Estoy más contento en la Selección si se encuentra él. ¡Todo padre tiene ganas de ver a su hijo! (risas). Nos llevamos muy bien, somos como el perro y el gato, como hermanitos, le deseo todo lo mejor”, admitió a AS el joven león hace unas semanas.
La Eurocopa le sirvió de catapulta definitiva. El partido ante Italia, el segundo del certamen, le puso en el escaparate de las grandes estrellas de la Tierra y a partir de ahí, no ha dejado de crecer. Hasta el punto de que el Barcelona estuvo el largo verano intentando convencerle para fichar. Una época de vacaciones tras proclamarse rey del Viejo Continente en el que era reconocido por cualquier sitio: hasta en Cerdeña una multitud se agolpó a la salida de un restaurante al que había ido a cenar con unos conocidos.
Ante los cantos de sirena de Laporta, una vez más su hermano y su madre María, los que guían sus pasos, le convencieron para que aplazase la salida de Bilbao. Ellos, junto con su representante y padre deportivo Félix Tainta, fueron los que le exigieron renovar con el Athletic, ya que quedaba libre el pasado mes de junio, por todo lo que este había dado a la familia, aunque podía haberse marchado gratis a donde quisiera con un dineral encima de la mesa. Accedió a prolongar el vínculo con un blindaje asequible de 58 millones de euros, para dejar esa señal de gratitud en Ibaigane cuando haga las maletas próximamente.
Pero hay más desde ese pasaje de amargura de 2023 hasta ahora. Por ejemplo, Nico ha entrado en la lista para el Balón de Oro de este año, que se llevó finamente Rodri. El 11 quedó decimoquinto entre los 30 candidatos finales, con 73 puntos. Fernando Abeso, de Guinea Ecuatorial, le colocó segundo, por detrás de Vinicius y por delante de Rodri. Fue la posición más alta que recibió Nico. El ecuatoriano Patricio Cornejo le otorgó la tercera plaza, tras Kroos y Vinicius y por delante de Mbappé. En Irlanda del Norte le dieron el quinto peldaño y uno más abajo figuró en Países Bajos y Zambia.
“Nunca imaginé que podría llegar a estar nominado. Verme en la lista es el mayor éxito que he logrado en mi carrera, estoy superorgulloso y feliz de la nominación. Quiere decir que mi temporada ha sido muy buena. Procuro seguir creciendo como jugador, intentar hacer cosas grandes en el fútbol, que es la ambición que tengo. Feliz por estar en esa lista, solo eso ya es un gran triunfo”, lanzaba emocionado Nico.
Nico está feliz en Bilbao y esquiva preguntas sobre su futuro. En su vida existe el pasado tremendo en Ghana que dejaron atrás sus padres hasta llegar a Bilbao después de mil vicisitudes y le sirve para valorar lo que tiene, y un presente rabioso que le señala como estrella del fútbol mundial. Su idilio con el Viejo Continente se mantiene a nivel de clubes. Saboreó por primera vez, ante el AZ Alkmaar, el ambiente de las grandes noches internacionales en La Catedral y tras el partido Valverde dijo que es “un tesoro”. Su próximo reto es esa final de la Europa League en San Mamés en 2025.
En este tiempo que ha corrido a velocidad de vértigo, Nico hasta ha estrenado película, Los Williams, una cinta que trata de dar visibilidad a su historia, una más entre las que vivieron miles de inmigrantes que vienen a España para ganarse el pan. Porque la figura de los hermanos trasciende las cuatro líneas de un terreno de juego. La cinta, un conmovedor alegato en favor de los inmigrantes con dos ‘beltzas’ (negros) vascos, arrancó aplausos y más de una lágrima en su primer pase en Bilbao. Esa es la finalidad, “traspasar fronteras y cambiar mentalidades”. La madre de los protagonistas, María Arthuer, es uno de los ejes sobre los que gira la historia, que abarca el Mundial de Qatar y la travesía por la Copa del año pasado.
Unos niños pescadores del lago ghanés de Volta tienen un papel destacado, chicos anónimos que podían ser ahora un grupo superior con Nico entre ellos si a este no se le cruza la diosa Fortuna. Ahí arranca el milagro de dos chicos que en la actualidad son estrellas del Athletic y del fútbol mundial. La cinta fue presentada en el Festival de Cine de San Sebastián, en medio de una enorme expectación como si fueran verdaderas estrellas de Hollywood. Un relato deportivo y personal conmovedor durante su casi hora y media de metraje.
La figura de Iñaki queda reflejada ejerciendo de ese padre ausente durante mucho tiempo porque éste, Félix, tuvo que marcharse a Londres en busca de trabajo. Mientras, su madre caminaba largos kilómetros todos los días para ganar dinero como limpiadora en el aeropuerto pamplonica de Noáin. “Estoy muy orgulloso de poder dar voz a mucha gente que lo necesita, que viene aquí buscándose un futuro. Me siento feliz por ser un referente”, explicaba el 10, el dorsal que heredó de Muniain, uno de sus ídolos. En efecto, sabe que es un espejo para otros chicos negros que, a base de tesón, persiguen una vida mejor.
“Queremos que se vea que la gente que viene de fuera no llega a hacer ningún mal, sino a buscarse el alimento, a trabajar y a lograr un futuro mejor, la película es un claro ejemplo de ello. Parece que gusto a muchos niños y si logras hacer más feliz la infancia de algunos de ellos... ¿qué más puedes pedir a la vida?”, remarcaba Nico. Una de las escenas refleja cómo Iñaki calma a su madre, llorosa, cuando les cortan el agua y la luz en Euskadi por no poder pagarlo. Le dice: “Tranquila que voy a ser futbolista”.
“Era muy pequeño, en esos momentos no te das cuenta de la magnitud que tiene que te corten la luz y el agua. No tener ni cinco céntimos para comprar algo de pan... es una situación muy jodida que vivimos mi hermano y yo. Él tiene la mentalidad que muchos desearían, esa fuerza que ha mostrado en cada instante para sacar a la familia adelante... siempre le voy a estar agradecido. Como siempre digo, sin él, no sería lo que soy”, explica el internacional.
Iñaki y su madre son los que le ponen los pies en el suelo. “Todavía trato de acostumbrarme a ese cambio de ser conocido por todos. Siempre he sido una persona a la que le gustaba estar en la calle con los amigos. Y ahora no se puede tanto como antes. Sin mi familia, esto no sería posible. He madurado... más me valía, era un ‘cabra loca’, un chaval que la liaba en casa, pero ya no”. Por ejemplo, quería un Porsche muy exclusivo y lo tuvo que sudar. Al final salió con la suya. “Gané una apuesta que tenía con mi hermano, con permiso de mi madre. Si nos llevábamos la Eurocopa, me daban permiso para comprarme el coche y mira... al final me lo he comprado con 22 años. Hasta ahora he estado moviéndome con uno bastante más normal”, resuelve.
La lucha contra la lacra del racismo es otra de sus obsesiones. Siempre ha mostrado su apoyo a Vinicius en esta batalla. En el Metropolitano sufrió insultos racistas y mostró toda su personalidad contra los energúmenos. A Nico no se le advierten los límites. Es el jugador más mediático de la plantilla de Valverde. Hasta ha realizado incursiones en el mundo de la publicidad, por ejemplo, como imagen de la cadena de hamburguesas Goiko. Y dice que se fija en Mbappé y Dembélé para copiar algunas jugadas. Pero, pese a todo este revuelo, el 10 no se olvida de sus raíces en Pamplona, sus pachangas con los colegas. Y de vez en cuando vuelve a ese fútbol de barrio que fue el origen de esta ascensión meteórica a los cielos del fútbol.
Lamine, el bendecido
Lamine Yamal recibe el Premio AS del Deporte, junto a su hermano Nico Williams, en reconocimiento a una temporada en la que el joven, de solo 17 años, del barrio de Rocafonda, ha explotado como una Supernova. Ya dio síntomas de ser un jugador diferencial la temporada pasada cuando debutó con Xavi, pero ha sido en este 2024 cuando se ha destapado, liderando al Barcelona y a la Selección que ganó la Eurocopa, lo que le valió el Premio Kopa al mejor joven del año.
Para tener una idea de su progresión, baste recordar que Lamine Yamal ya vale 180,9 millones de euros, consolidándose como el jugador más caro de su edad en la historia. Al menos, así lo refleja el último informe del CIES Football Observatory, que presenta a los cien futbolistas del mundo que aún no han cumplido 21 años con mayor valor de transferencia, según su modelo estadístico.
A día de hoy, Lamine ha llegado a tener ofertas de medio centenar de firmas comerciales que desean asociar su nombre a este futbolista elegido al que Rodrigo ha señalado como futuro Balón de Oro. Que Lamine está bendecido puede sonar exagerado, pero no lo es. Lo bendijo Rodrigo cuando recogió su Balón de Oro en el Teatro Châtelet de París y lo bendijo mucho antes Lionel Messi en una fotografía de Joan Monfort, fotoperiodista de esta casa, que ya es icónica, en la que se le ve siendo un bebé de meses bañado por Messi. Un bautizo o una bendición. Una fotografía que se realizó para un calendario solidario de UNICEF con el diario SPORT y que el padre de Lamine Yamal subió a sus redes sociales antes de que su hijo se convirtiera en el jugador más joven del mundo en jugar —y ganar— la final de una Eurocopa con 17 años recién cumplidos.
La voracidad de Lamine en cuanto a los récords es algo serio. De hecho, a su edad, Leo Messi aún no había jugado un partido oficial, le faltaban todavía once días para cumplir su sueño. Pues bien, Lamine no sólo ha debutado al máximo nivel, sino que su rendimiento y máxima exigencia le han llevado a lo más alto. Actualmente suma 64 partidos oficiales con el primer equipo, con un balance de 13 goles y 7 asistencias. Además, el delantero del Barcelona alcanza los 150 millones de euros de valoración en la web especializada Transfermarkt. Es el español más valioso de la historia.